Talla en madera policromada. Actualmente enlienzada, seguramente después de la guerra de 1936.
Se trata de San Francisco Javier con la mirada fija, espejo del estado anímico. Los brazos abiertos y piernas separadas. Su paso se dirige hacia la izquierda, mientras que el cuerpo está girado de cintura para arriba hacia la derecha. En la mano izquierda sostiene un crucifijo, pero la mirada del santo no se dirige hacia éste, ya que la cabeza está también vuelta hacia la derecha. Precisamente la cabeza es la que más conserva su estado original entre todas las que hoy se tienen como de este autor.
En Bussy los tonos de las carnaciones son muy cetrinos y opacos, a veces pecando de oscuros, como ocurre en este caso al igual que en el San Francisco Javier de la iglesia de san Bartolomé en Murcia.
Los ropajes que lleva son de policromía monocolor, en tonos muy oscuros, sólo una pequeña orla estofada anima la sobria vestidura del santo. Son precisamente estos tonos tan oscuros los que dotan a la escultura de gran solemnidad y solidez que por contraposición acentúa la ligereza y espiritualidad de los rostros, de ascética fisonomía.
Observaciones:
Se ha podido documentar como obra de Nicolás de Bussy gracias a la restauración que se le hizo. Se encontró entonces una cédula en su interior corroborando su autoría y el año de su realización.
Pertenecía a la iglesia de San Esteban, como la de San Francisco de Borja, dependiente de los jesuitas, acreditando que Bussy trabajó en numerosas ocasiones para esta Orden.
Nombre: San Francisco Javier
Objeto: Escultura.
Autor: Nicolás de Bussy
Fecha: Siglo XVIII. 1700
Ubicación: Iglesia de Santo Domingo de Murcia