Emilio Castelar y Ripoll. Cádiz, 1832- San Pedro del Pinatar, 1899.
Cádiz y Alicante: escenarios de su infancia y adolescencia
El Político y escritor Emilio Castelar y Ripoll nació en Cádiz el 7 de septiembre de 1832, fruto del matrimonio del liberal Manuel Castelar y de Antonia Ripoll.
Sus padres eran oriundos de Alicante y defensores de Rafael Riego, el máximo responsable del pronunciamiento liberal y revolucionario de 1820.
Por este motivo, cuando en 1823 Fernando VII restauró la monarquía absoluta, Riego fue ahorcado y Manuel Castelar condenado a muerte, por lo que tuvo que huir.
El matrimonio Castelar-Ripoll, padres ya de una hija, terminaron refugiándose en Cádiz, donde más tarde nacería el que llegaría a ser presidente de la I República española: Emilio Castelar.
En 1839 Emilio Castelar pierde a su padre, trasladándose con su madre y hermana a vivir a casa de una tía materna en Elda. En la localidad alicantina cursa estudios de Primaria y en Alicante los de Secundaria.
En esta época, Emilio Castelar comienza su fructífera relación con la escritura y se convierte en un voraz lector, que encuentra su mejor resorte en la biblioteca paterna.
La etapa universitaria y el discurso del Teatro de Oriente
En 1848 se traslada a Madrid para iniciar sus estudios universitarios en la Facultad de Derecho, donde se irá fraguando el político de sublime oratoria e intelectual inapelable que llegaría a ser.
En 1951 obtiene mediante oposición una plaza de alumno en la nueva Escuela de Filosofía, que equivalía a ser profesor auxiliar en las asignaturas de Literatura Latina, Griego y Literatura Universal y Española. Comienza, así, su actividad docente.
Al finalizar la licenciatura, obtiene el grado de doctor (1852-1853), escogiendo como tema de su discurso: 'Lucano, su vida, su genio, su poema'.
Por esta época, Castelar ya se sentía atraído por la política y estaba vinculado al partido demócrata, minoritario en esa época, frente al moderado y el progresista. Tras la Revolución de Vicálvaro (1854), mediante la que el partido progresista se alzó con el poder, iniciándose el bienio progresista; el partido demócrata organizó una reunión en el madrileño Teatro de Oriente, donde tuvo lugar la primera comparecencia de un jovencísimo Emilio Castelar.
De manera espontánea y en mitad de la reunión, Emilio Castelar pidió la palabra y comenzó a exponer, con brillante oratoria, su discurso dogmático sobre la Democracia. Algunas de las palabras rescatadas de aquel día, son las siguientes:
"Cuando una idea tan noble y elevada como la nuestra penetra en la conciencia, tiene un poder de esclarecer la verdad hasta lo más lejano del porvenir: Rosseau y Kant son sus profetas; Mirabeau y Verniard sus sacerdotes; madame Stael y madame Roland sus heroínas; Hoche y Napoleón I sus soldados. Pero cuando una idea maldecida por Dios se obstina en querer imponerse a los hombres, sus símbolos se llaman Carlos IV y Napoleón el Chico".
La resonancia de aquel discurso fue tal, que Emilio Castelar comenzó a ser solicitado en diarios nacionales, comenzando a trabajar en la redacción de periódicos como El Tribuno, La Soberanía Nacional y La Discusión.
Emilio Castelar: el político nace
En 1857 obtiene la Cátedra de Historia Crítica y Filosofía de España y comienzan sus controvertidos discursos en el Ateneo de Madrid. Destaca aquél titulado 'Historia de la civilización en los cinco primeros siglos del Cristianismo', que causó resquemores en su época, ya que interpolaba asuntos delicados de la política actual.
Por entonces Emilio Castelar ya había publicado varios libros, como 'Ernesto' (1855), 'Alfonso el Sabio' (1856) y 'Leyendas Populares' (1857) y decide, además, crear su propio periódico bajo el nombre de La Democracia.
Desde La Democracia, Emilio Castelar mantuvo duras contiendas periodísticas con Pi y Margall, por entonces director de La Discusión. En las líneas de su rotativo propagaba unas doctrinas socialistas y federales, que chocaban frontalmente con las republicanas e individualistas abanderadas por Castelar y que él llamaba 'La fórmula del progreso', tan combatida por los antiguos progresistas.
'El Rasgo' y la Noche de San Daniel
En 1865 Emilio Castelar publica en La Democracia su polémico artículo 'El Rasgo', en el que acusaba a la mismísima Isabel II de lucrarse en la cesión que había realizado de su patrimonio al Estado, y que tantos elogios había cosechado del bando moderado.
El polémico episodio se saldó con la separación de Emilio Castelar de su Cátedra, la destitución del rector de la Universidad, y el estallido de revueltas estudiantiles, sangrientamente reprimidas por el ejército. Fue la noche del 10 de abril de 1865, la tristemente célebre 'Noche de San Daniel'.
Tras estos acontecimientos, Narváez abandonó el Gobierno y O' Donell le sucedió, restituyendo a Emilio Castelar en su Cátedra. Pero la intervención de Castelar en los pronunciamientos progresistas de enero y junio de 1866, le valieron la condena de muerte en consejo de guerra. Emilio Castelar tuvo que huir del país.
Dos años estuvo en el exilio, recorriendo distintos países de Europa. En Francia se dedicó a escribir obras y fue corresponsal de periódicos latinoamericanos, como El Siglo, El Monitor Republicano y La Nación, que le proporcionaron los recursos necesarios para atender a su subsistencia.
El triunfo de la Revolución de 1868, conocida como 'La Gloriosa', desemboca en el fin del régimen y reinado de Isabel II. Emilio Castelar regresa a España y es repuesto en su Cátedra.
Hacia la I República
Cuando Emilio Castelar regresa a España, ya es una personalidad política popular dentro y fuera del país. Los americanos lo ensalzaban y es objeto de las mejores atenciones en naciones como Francia o Italia.
Castelar volvió a participar activamente en al vida política española. En 1869 fue elegido Diputado a Cortes por Zaragoza, pronunciando un discurso sublime sobre la libertad de cultos.
En las Cortes demostró verdaderamente sus dotes como orador parlamentario, desarrollando una gran labor a favor de las ideas republicanas. Incluso, llegó a pedir que el Gobierno Provisional proclamara la República, a lo que se opusieron los viejos unionistas y progresistas, pero especialmente el general Prim.
Su actividad política en esta época está recogida en libros como 'Discursos parlamentarios y políticos en la Asamblea Constituyente' (1871).
Durante el reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873), Emilio Castelar se mantuvo en la oposición. Cuando Amadeo abdicó, Castelar vio cumplirse un sueño: la proclamación de la I República española.
El primer presidente fue Figueras, que nombró a Castelar Ministro de Estado. Pese al reconocimiento de su valía como orador y político, es ésta una etapa particularmente dura en la vida de Emilio Castelar: consciente de los graves peligros que amenazaban a España (anarquía, insurrecciones separatistas, etc...), fue capaz de renunciar a sus principios ideológicos y apoyar a un Gobierno que no era el de su partido.
Siendo Castelar ministro de Estado en la I República, defendió denodadamente la erradicación de la esclavitud, que era uno de los postulados del republicanismo, firmando el decreto de abolición de la esclavitud en Puerto Rico.
Emilio Castelar: Presidente de la I República
Tras los mandatos de Figueras, Pi y Margall, y Salmerón, Emilio Castelar accede a la presidencia de la República, el 7 septiembre de 1873.
La descomposición social y política imperante en España, y las ansias de Emilio Castelar por salvar el régimen, le llevaron a disolver las Cortes y a actuar con diligencias de dictador.
Cuando se reanudaron las Cortes, a comienzos de 1874, Castelar presentó su dimisión tras perder una votación parlamentaria, lo que determinó la inmediata intervención del general Pavía para dar un golpe de Estado y disolver las Cortes. A Castelar se le ofrece formar gobierno, rechazando éste la propuesta.
Los últimos años de Emilio Castelar
Liquidada la I República, el pronunciamiento de Martínez Campos vino a establecer la Monarquía, proclamando rey a Alfonso XII. Mientras estos episodios políticos se desarrollaban, Emilio Castelar se encontraba viajando por Europa, donde llevó a cabo diversas publicaciones, entre las que se encuentran unas memorias de su estancia en París, editadas bajo el título 'Un año en París' (1875).
A su regreso a España, Castelar vuelve a la vida política, encarnando en las Cortes de la Restauración, la opción de los republicanos «posibilistas» que aspiraban a democratizar el régimen desde dentro. Cuando en los años noventa se aprobaron las leyes del jurado y del sufragio universal, Castelar se retiró de la vida política, aconsejando a sus partidarios la integración en el Partido Liberal de Sagasta (1893).
Estancia y muerte en San Pedro del Pinatar
Emilio Castelar llegó a San Pedro del Pinatar el 18 de mayo de 1899, animado por el matrimonio Servet-Spottorno y por amigos y correligionarios, que residían o veraneaban en esta bella localidad murciana.
Emilio Castelar eligió la casa palaciega que los Servet-Spottorno poseían en San Pedro del Pinatar, para recuperar fuerzas y restablecerse, con el fin de encarar la campaña política. Falleciendo en esta casa el 25 de mayo de 1899.