Salvador Sandoval López, Las Torres de Cotillas (Murcia), 1928.
Las Torres de Cotillas: principio y final de un viaje
Salvador Sandoval nació un 22 de enero de 1928, en el Barrio de Los Pulpites de Las Torres de Cotillas. Hijo de Antonia López Jiménez y Salvador Sandoval Dólera fue el cuarto de cinco hermanos. Allí pasa una infancia feliz que más tarde recordará con nostalgia en sus poemas.
Inició sus estudios en las llamadas entonces escuelas viejas, y desde muy joven demostró interés y preocupación. De esos primeros momentos de su vida recordaría con especial cariño a sus maestros, Don Ángel Palazón y Don Francisco Blanco, quienes le formaron tanto desde el punto de vista humano como el académico, Transmitiendo al pequeño Sandoval la inquietud intelectual que le acompañará durante toda su vida.
Llega la vida en el Seminario
A los 11 años, su relación con el sacerdote Rafael Fernández Herrera marcará el destino de nuestro personaje. El párroco se convirtió en su guía espiritual y profesional, siendo la persona que en 1940 le insta para que ingrese en el Seminario de San Fulgencio de Murcia.
Allí continuará cursando sus estudios, superando las disciplinas de Latín y Humanidades, ramas que más le motivaban. Las calificaciones de Salvador eran brillantes, fruto de su trabajo y dedicación.
Cinco años después llega a la Congregación Cordimariana de los padres Claretianos en el Monasterio de Vich en Barcelona. Aquí se inscribió en el Instituto Nacional de Enseñanza Media Maragall, siempre obteniendo unas calificaciones académicas excelentes. En Junio de 1948 aprueba el Examen de Estado de la Universidad de Barcelona.
Salvador Sandoval el maestro
Problemas de salud le hicieron abandonar la vida religiosa en 1950, momento en el que inicia el servicio militar. Los años ocupados por la prestación obligatoria al ejército, Salvador los aprovechó también para cursar la carrera de Magisterio, que acabaría siendo una de sus pasiones, hasta el punto que confesaría más adelante que la elección de esta disciplina fue su mejor acierto, puesto que le encantaba transmitir valores y conocimientos a los alumnos.
Se sentía a gusto con su trabajo y pronto comenzaría a desempeñarlo. Ejerció como interino en Tarragona y Lérida, aprobando las oposiciones de ingreso en el cuerpo de maestros nacionales en 1954. El torreño complementaba su trabajo como maestro con el sueldo que ganaba dando clases particulares, ya que en esta época los salarios eran bastante precarios.
Añorando su tierra, la vuelta a casa
Pero Salvador Sandoval se sentía demasiado lejos de su tierra, la que le vio nacer, y por la que sentía un especial aprecio. Por este motivo en 1957 solicita el traslado y es destinado hasta la pedanía lorquina de La Paca, donde trabaja durante tres años.
En ese tiempo Salvador contrajo matrimonio con Ascensión Martínez López, con la que tendría tres hijos: Antonia, Salvador y Josefina.
En 1960 se le destina a Fortuna, lugar cuyos paisajes y ambientes le impresionan hasta el punto de afirmar que en este rincón murciano "el hombre puede encontrarse a sí mismo y descubrir el sentido de la vida".
Fue aquí donde conoce a Francisco Sánchez Bautista, cartero y poeta de Llano de Brujas con el que entablará una entrañable amistad. Él es quien le anima a escribir y a presentarse al Certamen Literario de Cehegín, donde obtuvo en 1962 el segundo premio por Del hombre, el corazón. Este sería el principio de una larga lista de escritos, premios y reconocimientos.
Desde ese momento compaginaría su trabajo entre la escuela y la poesía, presentando sus obras a distintos eventos, en muchos de los cuales se le otorgaban los primeros premios. Aprovechaba los domingos para afanarse con sus versos, ya que su oficio como maestro le requería mucho tiempo.
Tras un período de siete años en Fortuna a Sandoval se le trasladó al actual Barrio de San Pedro, entonces Cotillas la Antigua, y a Las Torres de Cotillas, último destino de su carrera profesional como maestro. En 1993, tras doce años al frente de la dirección del centro educativo "Cervantes", se retira, volcándose por completo a lo que había sido su gran pasión: la poesía y la literatura.
Un hombre polivalente y dinámico
En el tiempo que estuvo en Murcia, Salvador Sandoval no renuncia a su afán por la escritura desempeñándola más allá del ámbito personal, lo que le condujo a ganar varios de los certámenes y concursos tanto regionales como nacionales con sus poemas.
También trabajó de forma desinteresada como Juez de Paz en el juzgado de Murcia de 1985 a1989; fue corresponsal del periódico La Verdad de Murcia durante casi 25 años, trabajo que consistía principalmente en enviar a la redacción las noticias más originales que recogiera, como la de "Cerramplín", el perro que permaneció junto a la tumba de su amo un año entero después de su muerte.
Investigó y redactó diversos artículos relativos al costumbrismo local, apuntes sobre la vida deportiva en el municipio, distintas crónicas acerca de Las Torres de Cotillas, entrevistas a personalidades destacadas dentro del panorama cultural de la Región...