Óleo sobre lienzo. La escena está compuesta por ocho personajes agrupados en dos secuencias. En un primer plano tenemos al cautivo que mira atentamente a san Pedro de Nolasco. El cual a su vez aparece conversando con dos varones. En un segundo plano otro momento de la escena, ahora se trata de un fraile mercedario que está con un cambista. Junto a ellos tres personajes conversando de forma muy natural. Y por último una arquitectura con un cortinaje en color rojo cierra el conjunto.

Son dos secuencias ambientales, conectadas y sucesivas. Esto es un recurso narrativo típico y con cierta difusión en el momento, pues aunque procedía del tardomanierismo, dicho práctica encontró apoyo en el uso de estampas, en el teatro y en la literatura artística coetáneas.

La aludida sugestión escenográfica se incrementa por el cautivo emergiendo del pavimento, cuya disposición algo forzada mejora en el soberbio modo de impostar las efigies del santo y el sarraceno, tocadas ya de un naturalismo del que también participa el grupo figurado al fondo.

Cristóbal Acebedo utiliza arquitecturas al fondo, torpes en su solución perspectiva pero voluntariamente desordenadas.

La factura muy dibujística y prieta de técnica no impide apreciar algunas dotes pictóricas de Acebedo, sobre todo en las nobles cabezas, bastante veristas al igual que los paños, de solemne caída, y en ambos casos con modulación de tenues sombras.

El tono tostado del color, que delata la preparación rojiza del almagre, es característica que recuerda lo valenciano, o al menos a su compatriota Orrente, con quien sin duda alguna debió tener relación.

Observaciones

Esta firmado en cursiva, en la parte inferior izquierda justo debajo del cautivo: “Azebedo”

Nombre: La Redención de cautivos por San Pedro de Nolasco.

Objeto: Pintura.

Autor: Cristóbal de Acevedo.

Fecha: Siglo XVII. Entre 1634-1640.

Ubicación: Iglesia de la Merced (Ciudad de Murcia).