Fructífero siglo XIX
A principios del siglo XIX, rota la presencia del señor de la villa que lo dominaba todo, surge la del caciquismo, impuesto por la herencia de las posesiones desamortizadas de los jesuitas. La familia Zabalburu dominó el gobierno de la población, imponiendo alcaldes en elecciones fraudulentas. Hubo un crecimiento poblacional importante y un aumento de la riqueza, especialmente propiciado por el crecimiento de los riegos, producto de la puesta en funcionamiento de los pantanos de Talave, Fuensanta, Cenajo y Camarillas
La economía giró en torno a los precios y ventas, que se regían para los productos locales desde la Casa de la Compañía, almacén-vivienda del rico propietario, heredada de los jesuitas. Según los datos suministrados por el Archivo Municipal de Molina, entre 1846 y hasta finales del siglo XIX, hay un predominio de la molinería, tanto de harina como de pimentón, pertenecientes a grandes terratenientes como eran los casos de la familia Zabalburu y condes de Heredia-Spínola. Es una economía ruralizada. Habrá que esperar al siglo XX para asistir al nacimiento y desarrollo de la industria conservera en Molina.
La industria conservera: gran motor económico en el siglo XX.
Hasta mediados del siglo XX la economía molinense era agrícola, destacando productos como el melocotón, albaricoque, hortalizas (cebollas, tomates y pimientos), cereales, almendra, olivo y vid; y en ganadería, el ganado ovino. En la primera mitad de esta centuria nacen y se desarrollan las industrias conserveras vegetales en Molina de Segura, lo que provoca una profunda transformación de la economía, convirtiéndose en industrial; y una desruralización de la zona. Será a partir de la década de los 40' cuando se produzca el auge más espectacular de la industria conservera, convirtiéndose Molina de Segura en uno de los centros conserveros de mayor importancia nacional e internacional.
En la década de los 90' esta industria acusará una importante crisis económica, y algunas de sus industrias más importantes se ven obligadas a cerrar. Esta ciudad no se hundió con la crisis. Salió a flote gracias al carácter emprendedor de sus gentes y a una fuerte reconversión industrial, que diversificó su sector secundario.
Molina de Segura hoy: una ciudad próspera y dinámica
Molina de Segura ha experimentado un gran crecimiento demográfico en la última centuria, pasando de los 8.000 habitantes de principios del siglo XX, a los más de 50.000 actuales. Esta ciudad se presenta en la actualidad como un espacio en expansión, moderno y dinámico, con un desarrollo comercial importante, que la han convertido en lugar obligado de compras para las localidades vecinas. En la actualidad predomina en su economía el sector industrial, seguido del sector servicios y, por último, el agrícola.