Los marrajos despiden los desfiles pasionarios con una sencilla procesión sin perder la majestuosidad, elegancia y perfecto orden tan característico en la Semana Santa cartagenera.
La serenidad y recogimiento caracteriza esta procesión en la que solamente el trono de la Virgen es portado a hombros y que cierra los desfiles de la Cofradía Marraja.