El área que hoy comprende el municipio de Fortuna sirvió de asentamiento a los antiguos pobladores del Eneolítico. Los primeros vestigios de presencia humana se encuentran en los yacimientos de la Cueva del Barranco de la Higuera y de Rambla Salada. El estudio de los yacimientos de esta época ha quedado, en parte, relegada debido a la importancia de la época romana en esta zona. No obstante, se han documentado por parte de la Universidad de Murcia múltiples poblamientos de la Edad del Bronce e Ibéricos.
Los yacimientos prehistóricos
Entre los yacimientos prehistóricos destaca la Cueva del Barranco de la Higuera. Se encuadra entre el Eneolítico y la Edad del Bronce (tercer y segundo milenio a. C.). Se trata de un enterramiento colectivo en una gruta natural. Fueron encontrados los restos de siete individuos y se recuperaron en su excavación múltiples útiles líticos. Componían el ajuar funerario puntas de flecha en sílex, cuchillos, hachas y mazas.
También es relevante el yacimiento de Rambla Salada, al sur de la Sierra de Lugas. Debió tratarse de un taller de sílex al aire libre, puesto que se hallaron numerosas herramientas y armas en sílex. Se han realizado excavaciones en el poblado del Cabezo de la Mesa, datado en la Edad del Bronce (2000 a. C.), localizado en las últimas estribaciones de la Sierra de la Pila. Se sitúa en lo alto de una altiplanicie de unos 500 metros sobre el nivel del mar. Se constató que se trataba de un poblado, aunque apenas se conservan estructuras que dejaran intuir las plantas de las habitaciones. Los habitantes del poblado se dedicaron a la agricultura, pues se han encontrado restos de gramíneas. También se hallaron restos de cerámicas espatuladas y bruñidas.
La aparición de los íberos
El tránsito de la Edad del Bronce a los primeros pobladores íberos se produjo de una manera progresiva hacia los siglos VII y VI a. C. En muchas ocasiones, según se refleja en las excavaciones, los mismos cerros sirvieron de asentamientos a los pobladores de las distintas épocas. Así ocurre, por ejemplo, en el poblamiento íbero del Castillejo de los Baños. Localizado sobre un cerro testigo de laderas abruptas, tiene un primer momento datado en la Edad del Bronce, pero la fase cultural principal es ibérica. En la ladera Este se hallaron restos de habitaciones de planta rectangular, con base de zócalos de piedra, sobre los que se alzarían muros de adobe. No se aprecian restos de fortificación. La cerámica hallada presenta decoración geométrica.
De características similares se encuentra en la Sierra de la Pila, a unos cuatro Kilómetros al noroeste de Fortuna, el yacimiento del Castillico de las Peñas. Por este cerro pasaron, desde el siglo V a. C. hasta el siglo II d. C., pobladores de los periodos eneolítico, argárico y, sobre todo, ibérico. En la ladera oriental existía un manantial de agua, que garantizaba el suministro al poblado. Éste se extendía escalonadamente por la ladera Sur, en cuyo extremo se halló la entrada. Allí aparecen restos de fortificación: una muralla y dos torres.