El siglo XIX: el fin de la Orden de San Juan
El siglo XIX comenzó en Calasparra con epidemias y malas cosechas. La población respondía a esta situación con el levantamiento de pósitos, como la Casa de Grano del Conde del Valle de San Juan, de 1808. Pero a la penuria ya existente vendría a sumársele un nuevo conflicto armado, la Guerra de la Independencia.
A mitad de siglo la población aumentó por la intensificación y especialización de la agricultura, con la introducción de nuevos cultivos (frutales, hortalizas), el uso de mejores abonos o la expansión de la tierra cultivable. Calasparra se deshace del dominio de la Orden de San Juan entre 1836 y 1841, siendo copados los ayuntamientos por los descendientes de los linajes más importantes.
Con la Restauración, la familia Melgarejo, con el título de condes del Valle de San Juan, se convertirá en los máximos oligarcas de Calasparra. La persistencia de la carestía económica para las clases inferiores abocó a muchos de ellos hacia la emigración o al bandolerismo.
Calasparra en el Siglo XX
A pesar de la emigración masiva, Calasparra se recuperó económicamente con la instalación de industrias de transformación, conservas y servicios. Todo ello marcó el progreso de la villa, contando con el turismo como nuevo motor de la economía. Por otro lado, Calasparra contó con grandes dosis de publicidad, por el trabajo desarrollado en la ciudad por su ilustre arquitecto Emilio Pérez Piñero. Además, en 1982 le fue otorgada la Denominación de Origen al Arroz de Calasparra.