Felipe González Marín

Marángeles Gómez Ródenas


 

El cultivo del moral y la morera 

 

El árbol utilizado para la alimentación del gusano de seda, y por tanto, para la producción de seda, es la morera. Se trata de un árbol difícil de clasificar, debido a la multitud de especies y variedades que existen. Pertenece al orden de las urticales, familia Moráceas y género Morus y se divide en tres especies principales: Morus nigra, Morus alba y Morus multicaulis, siendo las dos primeras las que tradicionalmente se han empleado en sericicultura. El Moral o morera negra (Morus nigra), fue el que se utilizó para la cría del gusano de seda en toda Europa hasta el siglo XIV. Por ser de hoja más basta y vellosa y por retrasarse casi un mes con respecto a la morera, se empleaba para la crianza de gusano de seda en lugares fríos.

La morera blanca (Morus alba), es la que actualmente se usa para la sericicultura en todos los países sederos y es la variedad que más se utilizó en la sericicultura en Murcia desde el siglo XVI. La morera, de origen asiático, alcanza menos desarrollo que el moral, las hojas son más delgadas y de color verde más claro. De ella también existen numerosas variedades y aun siendo propia de países cálidos, se adapta perfectamente a climas templados. Sin embargo, para que su explotación resulte rentable, requiere que desde la primera recogida de la hoja a principios de la primavera, hasta su caída en otoño, disfrute de una temperatura media diaria superior a los doce grados. No le son favorables climas secos pero tampoco excesivamente húmedos.

La morera se reproduce por semillas, pero también se multiplica por los sistemas generalizados de estaca, acodo e injerto. El cultivo de la morera fue de gran trascendencia en la evolución de los cultivos de la huerta de Murcia en el siglo XVIII, ya que supuso la transición entre el período medieval, con un predominio de áreas de secano y pequeños sectores de regadío, y el contemporáneo, con la proliferación de extensas áreas de regadío en la huerta murciana.

Es a partir de esa centuria cuando el cultivo de la morera se expande, generalizándose en toda la huerta una agricultura más especializada (Olivares, 2005, p. 87).