Las piezas de caza o pesca son los resultados de la actividad cinegético-piscícola por lo que la ley les depara una regulación concreta que atienden a su:
Clasificación
Distinguiendo entre piezas de caza y piezas no de caza, siendo las primera las recogidas en el anexo de la ley y ya referidas en la introducción, en tanto que las segundas constituyen una categoría residual. En concreto la ley establece la prohibición de capturar o abatir animales domésticos, aunque estén asilvestrados, salvo que medie la correspondiente autorización de la Consejería que lo habilite por razones sanitarias, ecológicas o de daños.
Tenencia
La ley establece que para la tenencia de piezas de caza en cautividad será necesaria la correspondiente autorización si se trata de más de tres piezas de caza mayor o más de veinte de la menor.
Propiedad
Éste es, quizás, el tópico más controvertido de esta materia. El determinar a quién corresponden los animales cazados no siempre es un procedimiento sencillo por lo que es preciso determinar una serie de reglas, entre las que destaca la de la ocupación (entendida desde la muerte o la captura). Sin embargo, cuando existan dudas de quién ha ocupado la pieza primero, remite la ley a los usos y costumbres del lugar, y, en defecto de los mismos, al que le hubiera dado muerte en casos de caza menor o en el autor de la primera sangre, si se trata de caza mayor. (art.9)
Por otro lado, es común en el fenómeno de la caza que el cazador hiera a la pieza en un terreno donde le sea permitido cazar pero que ésta se desplace y muera en otro de propiedad ajena. En estos casos se distingue entre si:
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Están cercados o acotados, en cuyo caso tendrá que pedir permiso al dueño de la finca y si éste no quisiera darlo tendrá que poner a su disposición las piezas. No obstante, si se trata de caza menor podrá el cazador recobrarla, siempre que no entre ni con perros ni con armas y aquélla se encuentre en un lugar visible desde la linde.
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Si no está acotada, podrá recogerla aunque esté en propiedad ajena.
