En principio la propiedad es perpetua e imprescriptible, ello supone que el paso del tiempo no afecta a su existencia ni configuración igual que tampoco influye el mayor o menor uso o despliegue que se haga de ella. Sin embargo el hecho de su perpetuidad no impide su extinción por determinadas causas, que pueden ser voluntarias (si exigen una intención de renuncia o pérdida por parte del titular) o involuntarias (si se hace por razones objetivas independientes a la intención del propietario).

     Los modos de perder la propiedad son pues, aquellos hechos o actos jurídicos que producen el efecto de la salida de un activo del patrimonio de una persona.

Causas voluntarias

  • Abandono

  • Enajenación

Causas involuntarias

  • Pérdida

  • Expropiación