El primer inconveniente que tuvo que solucionar la junta organizadora fue el de disponer de un recinto adecuado en el que se pudieran celebrar una competición tan importante, ya que la sala de armas del Casino no reunía los requisitos mínimos para albergar el torneo, tanto por su pequeño tamaño, como por el excesivo calor que hacía en su interior. El 19 de febrero de 1900 la comisión acordó aceptar el ofrecimiento desinteresado de Enrique Villar, quien puso a disposición de los organizadores el Teatro Circo de su propiedad para que se acogiera la competición.
En esta reunión también se acordó que el Marqués de Peñacerrada dirigiera una carta circular, que incluyera una copia del reglamento, a todas las salas de armas españolas, alcaldes de las principales de provincias y a los periódicos de mayor circulación, para que realizaran la publicidad adecuada del evento.
Primeros inscritos
Los organizadores recibieron el apoyo de numerosas personalidades del deporte nacional, entre ellas destacaba el fundador de la Escuela Española de Esgrima, Adelardo Sanz, quien no pudo acudir por su mal estado de salud, aunque envió en su representación al profesor Isidro Martín y a uno de sus mejores discípulos, Joaquín Ezquerra. El primer competidor en inscribirse en el torneo fue Joaquín Codorníu Bosch, alumno de la sección de Gimnasia y Esgrima del Casino de Murcia, quien presentó su solicitud el 7 de marzo.
El 26 de marzo la organización recibió una carta de Sebastián Pardini, profesor de esgrima de la Academia Militar de Caballería de Valladolid excusando su presencia porque un coronel no le permitía asistir al torneo, ya que su participación implicaba que se ausentara durante varios días de sus obligaciones. Como la organización no quería perder a este competidor, Isidoro de la Cierva, instó a su hermano Juan (en aquel momento diputado por Murcia) a que telegrafiara al General Marcelo Azcárraga, Ministro de la Guerra, para que autorizara la participación en el torneo de todos los maestros de esgrima de las academias militares.
El Ministro de la Guerra autoriza a los militares
El General Azcárraga emitió la orden a los mandos militares. Esto provocó que varios participantes se inscribieran a última hora, dado que el plazo se cerraba el 31 de marzo. El último participante admitido fue el italiano Ferrucchio Guivorich. La organización recibió otras solicitudes posteriores, pero fueron rechazadas por haber sido presentadas fuera de plazo.
El 2 de abril la junta organizadora celebró una reunión en la que se tomaron los siguientes acuerdos:
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Aprobación de las listas oficiales de participantes. Además, se acordó enviar una copia de las mismas a los periódicos más importantes de España.
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Las primeras eliminatorias se celebrarían en el salón del café del Teatro Circo Villar y las finales en la sala de espectáculos.
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Los organizadores se pondrían en contacto con la junta directiva del Casino para que ésta facilitase las maderas para la construcción del tablado en que habían de verificarse los asaltos.
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Se fijaron los siguientes precios: Plateas y palcos sin entrada: 30 pesetas, butacas de patio: 3 pesetas, entrada general: 1 peseta y entrada a cada sesión de prueba: 2 pesetas. Además se estableció un abono sólo para socios de la sala de armas del Casino, para que éstos asistieran a las pruebas y ocuparan una butaca en la sesión final, por sólo 6 pesetas.
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La junta organizadora entablaría contactos con la empresa de ferrocarriles MZA para que hiciera una rebaja a los participantes en el billete de ferrocarril.
Este último punto fue el que originó más problemas ya que la empresa de ferrocarriles se negó a aplicar la rebaja, argumentando que ya había aplicado descuentos en otros días que coincidían con las Fiestas de Abril. Finalmente, se acordó que los participantes vinieran desde Madrid el Miércoles Santo, en el tren directo que organizó el redactor de La Correspondencia de España Ramiro Mestre Martínez para las personas que quisieran acudir a Murcia con motivo de la celebración de la Semana Santa y de las Fiestas de Abril.
