YACIMIENTOS

Cabezo de la Fuente del Murtal (Alhama de Murcia)
El Castellar (Librilla)
La Jarosa II (Lorca)
Rambla de Algeciras (Alhama de Murcia)


La Edad del Hierro es el último periodo de la Prehistoria antes del comienzo de la Historia con la invención de la escritura. La era del Hierro se desarrolló en el primer milenio antes de Cristo en la Península Ibérica y constituye la etapa final de la Edad de los Metales.

Este periodo de la Prehistoria se caracteriza por el abandono del bronce en beneficio del hierro debido a la abundancia de este mineral, su gran dureza, su alta temperatura de fusión y su coste, más barato que el bronce. Los habitantes prehistóricos de la Península Ibérica utilizaron la metalurgia del hierro para la producción sistemática de armamento (espadas o falcatas, corazas, escudos y cascos) con fines defensivos, utensilios o herramientas de trabajo, joyas y adornos.

En esta etapa prehistórica se produjo la invasión de los pueblos celtas, a través de la cordillera de los Pirineos, procedentes (en teoría) del centro de Europa y pertenecientes a las culturas de Hallstatt (Austria) y La Tené (Suiza). Las etnias de celtas e íberos cohabitaron en la mitad norte de la Península Ibérica, dando lugar a los pueblos celtíberos, tras un proceso de fusión o aculturación.

El pueblo celta introdujo los enterramientos en campos de urnas (destino de las cenizas de los difuntos) con ajuar funerario, compuesto generalmente de cerámica y metales, y contribuyó al desarrollo de la metalurgia del hierro y de la agricultura con los cultivos de cereales y la práctica del arado en sus áreas de influencia de la Meseta y el Norte de la Península Ibérica. La cultura celta practicó una religión basada en el culto a los elementos de la naturaleza (como el agua, las montañas y los bosques) bajo la dirección de los druidas. Los principales yacimientos peninsulares de la cultura celta son los de Cortes (Navarra), Mondoñedo (Galicia), Espollá y Tivissa (Cataluña). La Región de Murcia cuenta con pocos yacimientos de la Edad del Hierro y se localizan en el área del Valle del Guadalentín. Estos restos arqueológicos demuestran la existencia de hábitats o poblados prehistóricos de la etapa del Hierro en el Levante español relacionados con la cultura íbera. La influencia celta no llegó al sureste peninsular durante el proceso de su expansión cultural.

 Antonio Gómez-Guillamón Buendía