El Museo Nacional de Arqueología Submarina, ARQUA, ubicado junto al mar en el puerto de Cartagena, otorga a los visitantes la oportunidad de realizar un viaje a través de la historia por las diferentes culturas que han poblado el Mediterráneo.
Tiene su origen en el antiguo Patronato de Excavaciones Arqueológicas Submarinas, creado en Cartagena en 1970, que fue germen del Centro de Arqueología Submarina. La intensa labor desarrollada por este centro desembocó en la creación en 1982 del Museo Nacional de Arqueología Marítima y Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Submarinas (MNAM-CNIAS), predecesor directo del actual Museo y que se situaba en las cercanías del dique de Navidad.
La visita al Museo permite descubrir cómo se protegen, se excavan y se conservan los restos del patrimonio cultural subacuático, aportando conocimientos y curiosidades históricas, todo ello ilustrado con una selección de los materiales arqueológicos conservados en el mismo.
Los objetos de sus colecciones proceden de excavaciones arqueológicas submarinas cuyo arco cronológico abarca más de 2.500 años de Historia, desde el siglo VII a.C. hasta el siglo XX.
Entre ellos cabe destacar un nutrido grupo de ánforas fenicias, púnicas y romanas, así como un excepcional conjunto de colmillos de elefante de época fenicia. El Museo presenta también los restos de las dos embarcaciones de época fenicia (datadas en el siglo VII a.C.) encontradas en las cercanías de Mazarrón, ejemplos clave para el conocimiento de la arquitectura naval del periodo. Destaca también el lucernario, gran escaparate hacia la plaza del Museo, donde, suspendidas del techo, se muestran las estructuras en hierro de dos grandes embarcaciones, una kyrenia griega y una coca medieval.
Finalmente, como principio y final de la exposición, aparece el ancla de la fragata Juno, hundida en las cercanías de los Estados Unidos en el siglo XVIII, con el mensaje ''Un legado a proteger''.
Su ubicación en el Puerto de Cartagena, en unas instalaciones modernas y arquitectónicamente muy atractivas, favorece la presencia de numerosos visitantes. La entrada al edificio, que se encuentra en una espaciosa plaza, se realiza a través de una rampa descendente que en cierta forma simula la inmersión en el mar.