Abandono de edificios públicos
Ejemplos: Plaza San Francisco y Calle Caballero
En el foro, el estrato de disolución de adobes cubría por completo las tabernas documentadas en la Plaza San Francisco (BERROCAL, 1986)aunque el escaso depósito arqueológico no permitió una datación específica. No ocurre así con los dos edificios públicos documentados en la esquina suroriental del foro, concretamente en la Calle Caballero nº 2-10 (de MIQUEL Y SUBÍAS, 1999), el edificio A tiene un importante derrumbe de sillares de arenisca datado a inicios del siglo III d. C. y que cubre parte de una columnata, que por la documentación arqueológica ya se encontraba abandonada en el momento de la caída del muro de sillares.
Ejemplos: Colegio Augustal
Anexo al anterior se encuentra el edificio B, interpretado como la sede de un Colegio Augustal, con un gran patio o espacio abierto y una cabecera porticada con diversas estancias lujosamente decoradas y dos exedras laterales, está cubierto por un estrato de abandono con dos niveles, el inferior consiste en un estrato compuesto por restos de adobes, argamasa descompuesta, restos de construcción, piedras caídas y restos orgánicos, mientras que el superior se caracteriza por deposiciones arcillosas horizontalizadas, el conjunto de materiales sitúa el momento de abandono, expolio y derrumbe de esta construcción en el siglo III d. C.
En las proximidades de este conjunto, en el solar de la calle Caballero 7-8, se excavó una pequeña parte de otro edificio, probablemente público, cuyo abandono se enmarca por sus excavadores a finales del siglo II d. C (MARTÍNEZ ANDREU, 1984).
Ejemplos: La (supuesta) curia
En la Calle Adarve, en el ángulo septentrional del foro recientemente excavado (2003) se han documentado un nuevo edificio público, posiblemente la curia (RUIZ y de MIQUEL, 2003), levantado con paramentos de mampostería y sillares y doble muro, la sala se encuentra pavimentada con opus sectile articulado en motivos geométricos. Es muy significativo el nivel de abandono del edificio que está caracterizado por la presencia de sillares de arenisca procedentes del derrumbe colmatados por arenisca disgregada producida por la degradación los mismos, en este relleno destaca la escultura en mármol blanco de un togado capite velato, caído de uno de los nichos de la pared.
El estrato contiene una gran cantidad de materiales constructivos (tégulas, ímbrices, ladrillos, mortero de cal, estucos, losetas marmóreas) provenientes del propio desplome de las estructuras. Aporta escaso material cerámico, entre el que podemos destacar la presencia de un plato de Africana A, forma Hayes 3B y una cazuela africana Hayes 197, que remiten a una datación de finales del siglo II d. C.
Este nivel de abandono y las propias estructuras del edificio se encontraban amortizadas por un nivel de disolución de adobes datado en el segundo cuarto del siglo III d. C.
Ejemplos: El teatro
El Teatro tampoco es ajeno a esta situación, según sus excavadores el abandono y colmatación total de este espacio se produce en tres fases distintas (RUIZ y GARCÍA CANO, 2001). En un primer momento (fases 6.1 y 6.2) el entarimado de madera del escenario y el tornavoz sufrieron un incendio, desplomándose sobre el hyposcaenium y arrastrando consigo elementos que decoraban el escenario e incluso la fachada monumental. Entre el material arqueológico documentado en este nivel de tierra marrón rojiza con carbones, destaca el elevado porcentaje (75%) de tegulas e imbrices frente a un porcentaje mínimo de objetos metálicos, clavos de hierro y bronce, objetos de plomo y material cerámico, que permite datar el conjunto en la segunda mitad del siglo II d. C.
Ejemplos: El anfiteatro
Respecto al Anfiteatro, son pocos los datos de los que disponemos dada la limitación de área excavada, si bien en la fase V del yacimiento, se documentan rellenos o aplanamientos con materiales donde predominan los de época augustea y altoimperial, especialmente cerámicas de paredes finas y sigillata sudgálica, con ausencia total de Africanas y escasísima presencia de vidrio soplado, con formas que por su tipología abarcan desde época augustea a la primera mitad del siglo II d. C., documentándose a continuación rellenos de época moderna (PÉREZ, SAN MARTÍN y BERROCAL, 1995). Estos datos han de ser tenidos en cuenta pero deben considerados con cautela, ya que no se han excavado niveles de amortización del Anfiteatro.