Esta imagen queda lejos de la realidad actual. El quebrantahuesos, única ave del mundo osteófaga, desapareció de la Región de Murcia hace aproximadamente medio siglo. Y no solo queda lejos de la Región de Murcia hoy, sino que a principios del siglo XX también ocupaba los principales macizos montañosos asiáticos, europeos y algunas montañas orientales y meridionales del continente africano, sufriendo un drástico declive poblacional a lo largo del mismo siglo.

La transformación de su hábitat, la persecución directa sufrida a lo largo del siglo XX y su natural aislamiento la han convertido en una especie en peligro inminente de extinción en Europa, aunque aún mantiene poblaciones aisladas en los Pirineos y las islas de Córcega y Creta. Estas últimas, gravemente amenazadas.

El quebrantahuesos es una gran rapaz de la familia de los buitres que alcanza tres metros de envergadura y seis kilogramos de peso. Su nombre científico, Gypaetus barbatus, hace alusión a su aspecto corporal (Gyps: buitre; y aetus: águila) y a las plumas que a modo de barba sobresalen bajo el pico (barbatus: barbudo). También se le conoce como águila barbuda, chivata, barbudo, cascahuesos, quebrantón o frangüeso, expresando la mayoría su llamativa forma de alimentación.

Las amenazas que hoy en día ponen en peligro su supervivencia son numerosas. La principal es el uso de cebos envenenados, comprometiendo gravemente el crecimiento de la población española y su proceso de colonización de nuevas áreas. Otras amenazas son los tendidos eléctricos, la caza no regulada y las continuas transformaciones del hábitat.

La desaparición del quebrantahuesos en Murcia se produjo aproximadamente a mediados del siglo XX, siendo la persecución humana (disparos, venenos, etc.) la principal causa de su extinción en todo el sur de la península Ibérica.

Para documentar la presencia imponente de estos habilidosos carroñeros en las sierras de Murcia, Albacete y el norte de Alicante habría que retroceder más en el tiempo, cincuenta años o más. Cuando la ganadería extensiva era todavía una forma habitual de ganarse la vida y los cadáveres de vacas y ovejas sembraban el campo.

Un grupo de investigadores murcianos y técnicos de la Fundación Gypaetus descubrieron recientemente el primer nido de quebrantahuesos en la Región de Murcia. Se encuentra en el Parque Regional de Sierra Espuña y tiene una antigüedad de, al menos, 50 años.

Gracias a los trabajos que realizó en los años 80 el investigador Miguel Ángel Sánchez, se obtuvieron algunas referencias de la presencia de la especie y su posible nidificación en Sierra Espuña. Así, en una de sus entrevistas, un pastor de la localidad de Mula le aportó un dato que, con el tiempo, ha conducido al hallazgo del primer nido conocido de quebrantahuesos en la Región de Murcia.

La Fundación Gypaetus es beneficiaria de un proyecto LIFE para la reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía, con el objetivo de conseguir una población estable e independiente del hombre en todo el sur peninsular. Los amplios movimientos que los quebrantahuesos liberados en Andalucía pueden realizar durante la fase de dispersión, o una vez establecidos en un territorio, unido a la proximidad de determinadas sierras murcianas, ha provocado que la Fundación Gypaetus haya llevado a cabo los estudios sobre la viabilidad de la región murciana para el quebrantahuesos.

A día de hoy, sobre la gran masa forestal del Noroeste de la Región, podría llegar a verse el vuelo del quebrantahuesos. No es fácil, porque estas aves rapaces, las más grandes de la Península junto con el buitre negro, todavía no anidan en tierras murcianas, pero sí hacen incursiones en estos territorios procedentes de la cercana Sierra de Cazorla (Jaén), donde están siendo reintroducidas desde hace unos años.