Escoltando al Río Segura en su tramo medio, encontramos el último vestigio del bosque de ribera o bosque galería. Como su nombre indica, la disposición de la exuberante vegetación conforma una galería impenetrable en la que solamente el río puede abrirse paso.
Se trata del único bosque caducifolio existente en la Región de Murcia, reducido en la actualidad a menos de 20 Km. de longitud del total de 348,3 kilómetros que posee el Río Segura desde su nacimiento hasta la desembocadura, en Guardamar. Se distribuye entre Cañaverosa, vega arrocera de Calasparra, y los Almadenes, en Cieza, un impresionante macizo cárstico que atenaza al río con paredes de hasta 100 m. de altura. Aún quedan otros retazos de bosque de ribera en otros puntos del Segura y sus afluentes, e incluso puede contemplarse en otras localidades que, como la Rambla de Tobarrillas, mantienen unos niveles mínimos de agua.
Los asentamientos humanos proverbialmente instalados a orillas de ríos, las obras de ingeniería regulando su caudal, las canalizaciones, la roturación de sus fértiles márgenes han ido reduciendo su distribución hasta el estado actual.
El bosque de ribera es un ecosistema maduro, en el que la vegetación impone su fisionomía, sustentada por la presencia del río. En primavera la producción primaria alcanza valores similares a los de un bosque tropical. Se encuentra perfectamente adaptado a las fluctuaciones periódicas del nivel del agua y mantiene un equilibrio dinámico con el mismo. Este tipo de ecosistema se denomina científicamente ripícola.
Si el carácter de frontera entre dos ecosistemas (ecotono) imprime una mayor riqueza a los valores biológicos, en el bosque de ribera se ve acentuado este efecto por tratarse de una frontera de otras fronteras, que contiene él mismo. La especies vegetales se disponen en bandas paralelas al río, condicionadas por el grado de humedad contenido en el suelo (nivel freático), y que proporciona el mismo río.
Vicente Hernández