Pitocrónica
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Pitocrónica

Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, sardineros, sardineras, pitadores, pitantes, pitoestantes, niños y niñas (incluidas la de Mariano Rajoy y la de Felipe González), permítanme que para entrar en harina, comience dedicándole a todos ustedes una sonora pitada de parte de este  pintamonas, dicho sea esto último con el debido respeto a los políticos y hombres públicos que aparecen en mis viñetas.   

Yo podría decirles que, cuando hace unos días el Presidente de la Agrupación Sardinera y el editor de la revista me pidieron que hiciera la pitocrónica de este año, me resistí ferozmente utilizando toda clase de argumentos y razones  para eludir el compromiso, pero no fue así, sino que lo acepté de inmediato.

Ya supongo lo que están pensando ustedes, que tratándose de un asunto de pito, no debiera haber mostrado  tan a las claras una manifiesta debilidad, pero que quieren que les diga... ¡ Esto es lo que hay!...  

Lo que percibí más reposadamente fue, que si bien constituía para mí un gran honor, no era menor el compromiso que había aceptado, sobre todo cuando me recordaron los nombres de mis predecesores en esta tarea iniciada hace unos años por mi buen amigo García Martínez.

Por cierto que entonces el García profetizaba en su pitocrónica que en lo sucesivo cada año disertaría sobre el pito un payo distinto, que sería gente documentada y no un pelanas como él. Pues bien, lo único que se ha cumplido de esa profecía es que yo soy el payo de este año, porque a pelanas  les aseguro que le gano con mucho al maestro.

Como el pasado año Oché Cortés hizo una magnífica pitocrónica radiofónica, me parecíó que lo más apropiado para éste era hacerla ilustrada, y no me refiero al fuste del cronista como pueden suponer después de lo dicho anteriormente, sino al hecho de  adornarla con dibujos alusivos al texto

Entonces, tras meditar sobre la situación se lo consulté a mi inseparable Micaela que lacónica y sentenciosamente me espetó "Haga usted lo que quiera, pero  luego no se queje si sale trasquilado por  meterse en ese berenjenal".

O sea, ni si, ni no, sino todo lo contrario y a renglón seguido apostilló "Eso sí, si al final se decide, no se olvide usted de mentarrnos a mi comadre y a mi en esa  pitocrónica". Pues bien, como nunca se me ocurriría llevarle la contraria, no solamente la voy citar, como ya lo he hecho, sino que le he pedido que me acompañe en este trance con su sabiduría y sentido común. Y ahí las tienen ustedes.

¡Menos coba y vamos al tema, que ya se está yendo usted por las ramas!

Como pueden observar, Micaela siempre va directa al grano en sus sentencias.

Pues aquí me tienen, solo ante el pito o si mejor les parece, compuesto y con pito. Esto es, con el pito dispuesto y alerta, predispuesto al pitorreo que pueda producir esta pitocrónica.

Eso sí, en confianza, si me pongo pesado me dan una pitadica y yo les prometo tragarme el pito y salir pitando,  ¿estamos en lo que es?  

Según y como se mire, hablar de asuntos de pito, puede resultar comprometido. Pero si se hace en Murcia y en tiempo de sardineros ya se puede presuponer que no nos referimos al mosquito transmisor de la leishmaniosis, al que denominan así en Colombia y Perú.

Ni al objeto del deseo que concita en las puertas de las oficinas y en los rinconcillos de los restaurantes a los que aún mantienen con tenacidad su condición de fumadores.

Ni siquiera a la ficha de dominó con un solo punto de la que se dice que, cerrando con ella estrepitosamente la partida que juegan en la puerta unos vecinos en el silencio de una noche veraniega, deja a la pareja contraria con el culo al descubierto.... y al vecindario, que inútilmente intenta dormir, absolutamente cabreado.

Estamos hablando de ese instrumento pequeño de tamaño, pero grande en ilusión, con bolitas incluidas en su reservorio o sin ellas, (que eso va en gustos), de madera, de caña, de barro, de metal o de plástico, que habitualmente avisa la salida de los trenes, penaliza en el fútbol....

¿marca el paso de las majorettes, acompaña el bamboleo de las sambistas brasileñas, ordena el tráfico urbano (o lo desordena, vaya usted a saber) e incluso se constituye en protagonista junto con una orquesta, de una sinfonía como la de los juguetes, de Leopoldo Mozart.

Los hay de metal que producen sonidos monocordes...

...o de barroco diseño alfarero, generadores de idílicos trinos de pájaro.

De tonos agudos y aflautados, o de tonos graves y roncos. 

De agradables acordes musicales que regalan con embeleso nuestros oídos...

...o de sobrecogedora y desagradable sonoridad, como el del guardia que nos da el alto tras saltarnos un ¿stop¿ y que anuncia tormenta de reprimendas, multas o lo que es peor, "despunteo".

Pero si dejásemos volar nuestra mente podríamos imaginar nuevos diseños de pitos...

como los zetapitos, que son pitos de renovado gobierno...

...o los pepepitos, que son pitos con tonos opositores

En un ámbito más regional podríamos hablar...

...de los pitos "ramonluises", de renovada potencia y poderío sonoro...

...o de los pitosauros, de tono más melífluo y resignado.

En general, estos pitos tendrían un valor social y terapáutico importantísimo, porque  se podrían utilizar en las campañas electorales para pitarle a cada candidato con su propio pito.

Y si los utilizasen los candidatos entre sí, podrían contribuir a atenuar la tentación de insultarse, y en caso de que lo hagan, que solo sea a pitidos.

Excuso decirles el juego que darían para animar los sosos debates electorales

Si nos adentramos en el mundo musical, podríamos hablar de pitos de solistas, como los pito-pianos, que solo deben tocarse tras haber solfeado previamente la  partitura.

O bien, pitos de orquesta de jazz o de orquestinas de verbena. Estos podrían ser utilizados con gran éxíto para amenizar los bailes sardineros.

Dentro de este grupo también pudieran incluirse los pitos "Orquesta de Cámara" pero yo en ese asunto no entro, porque entiendo que es competencia exclusiva del Sr. Alcalde y si tiene algo que decir al respecto que lo diga ahora.

Y finalmente, pitos orquesta sinfónica completa, compuesta por sesenta profesores todos ellos con su correspondiente atril, con instrumentos de madera, cuerda, metal y percusión. Tras un riguroso y tenaz entrenamiento, los usuarios de este tipo de pito incluso podrían llevar el compás de la melodía moviendo la batuta del director con la nariz.

Con estos pitos podríamos darle la vuelta al dicho famoso dicho popular ¿Qué pito toca usted en esta orquesta? y preguntar ¿Qué orquesta toca usted en este pito?

Ya puestos a preguntar, yo me pregunto por que no se convoca un concurso anual de pitos para luego ir integrando los diseños premiados en un Museo Municipal del Pitorreo... (Por favor, observen el orden y no lo confundan con un Museo del Pitorreo Municipal, que eso sería otra cosa).

Quien sabe si en el futuro, este Museo pudiera ser declarado Bien de Interés Cultural y hasta Patrimonio de la Humanidad.

Además, se debería adornar la placeta donde se instalara el Museo con una monumental fuente luminosa con tantos pitorros como grupos sardineros, en la que se pudieran hacer espectáculos de luz y pitidos, que harían las delicias de propios y extraños.

Toda la placeta estaría convenientemente señalizada por la concejalía de tráfico para que fuese obligatorio pitar cuando los vehículos rodasen por ella.

Y por último, en su entorno se plantarían numerosos naranjos para que el aroma de azahar nos anunciase todos los años el tiempo de los pitos, es decir, el buen tiempo y la buena temperatura.

Por cierto, en tocante a la temperatura se dice que hay pitos cálidos y pitos fríos, ignoro si se refería a estos últimos el nuevo entrenador del Real Murcia cuando en sus primeras declaraciones afirmaba literalmente:

Los ¿mingafrías¿ tienen sitio en el Murcia, respetándoles y no pretendiendo que un ¿mingafría¿ sea un marcador y sea agresivo, no le  pidamos eso a un "mingafría".

Eso, decía con profundidad filosófica el técnico, y yo lo reitero aquí, ¡No se lo pidamos, no!,... pidámosle solamente que no bajen a segunda.


¿Por qué no saca el carro del pedregal y continúa con lo del pito sardinero?

Como pueden ver, cuando  me desmando, Micaela me ayuda a poner los pies sobre la tierra recortándome la verborrea.

Pues bien, a lo que íbamos, para los huertanos de siempre, el pito es simplemente un capullo. Dicho con más precisión (no sea que se me ofendan los personajes que he incluido en los modelos que les he descrito antes), un capullo de seda abierto por una punta.

Así lo recoge Diego Ruiz Marín en el Vocabulario de las Hablas Murcianas como primera acepción del término, después vienen otras muchas entre las que se encuentra esa que ustedes están pensando y que no citaré aquí para que Micaela no me toque el pito o lo que es peor, me saque tarjeta

Sin embargo, en Murcia y en primavera, el pito es una especie de eclosión sonora colectiva, que inunda las calles y plazas con un murmullo creciente que comienza precísamente hoy y que tendrá su apoteosis en la mañana del sábado.

Son pitos sencillos que durante toda la semana portarán sardineros y hachoneros, avisando con sus pitidos la llegada del cortejo y poniendo el contrapunto musical a charangas, pasodobles y tambores.

Acompañarán los pasacalles, advertirán a la chiquillería de la tormenta que se avecina con intensa lluvia de balones, juguetes y chucherías, pitarán a los cohetes y a las tracas y contagiarán poco a poco al personal de una especie de locura colectiva que hará crisis junto al puente cuando ...¿ a quemar la sardina venga la gente...? como canta José Maria Galiana.

Si, pero a mi comadre la viste de lujosa sardinera y a mi, de simple hachonera

No se enfade Micaela, que en el entierro todos son importantes, y si me apura usted sale ganado unas buenas perricas para mejorar la pensión y un bocadillo, así que no me distraiga al auditorio con sus reivindicaciones.

Como les iba diciendo, esta semana el pito siempre estará en los labios de los niños y también en el de los mayores, a los que la magia del entierro transforma  en más niños que sus niños.

Los que estén comenzando a leer, esta semana repetirán ¿ mi papá me pita, pito a mi papá¿ y es que en este tiempo por aquí, nadie sin pitar escapa, pita el rico, pita el pobre, pita el obispo y el papa.

Pitemos para festejar la primavera. Pitemos para que baje la inflación subyacente (que vaya usted a saber lo que es, pero seguro que nos perjudica). Pitemos para que nos suban el sueldo. Pitemos para que el AVE pronto de pitidos por esta tierra.

Pitémosle al Chikilicuatre y su Chiki-Chiki Pitemos a la pizpireta Pitita, la del tercero, que nos alegra el día cuando nos cruzamos con ella cada mañana. Pitemos para que la evanescencia y volatilidad de los mercados energéticos no propicien un repunte alcista de carácter coyuntural con repercusiones a corto plazo en el recalentamiento de la economía, es decir,¿..¡para que no suba el butano!. Pitemos para que pite lo que no pita.. Pitemos a todos y para todo¿.

¡PITEMOS SIN PITOPAUSA!   

¿Que marranería acaba usted de decir ...?

He dicho "sin pi to pau sa", Micaela, es decir sin pausa en el pitar. Eso que a usted le ha parecido entender me libraré mucho de mencionarlo, porque pertenece a lo íntimo de cada cual ...¡y que por nadie pase!.

Toquen el pito señores, toquen el pito señoras, no se repriman y no se les ocurra pensar aquello de "pito que no has de tocar déjalo pasar", sino todo lo contrario, tengan siempre un pito a mano en estas fiestas.

Acompañen con pitido arrullador a Doña Sardina cuando les lea el testamento y  con policial pitido al Gran Pez cuando nos lo presenten.

Y eviten recurrir en el futuro a la manida frase ...eso a mi me importa un pito..., porque el pito, en su humilde sencillez, es un instrumento musical muy importante y no hay necesidad de herir su sensibilidad con comentarios despectivos. Además, no quiera Dios que se sienta ofendido y les castigue con la perversidad propia de los objetos inanimados, zurriéndole en los oidos cuarenta días con sus correspondientes noches.

Saluden con pitidos de bienvenida a la sardina, que este año viene en technicolor, y despídanla el sábado con pitidos lastimeros.

Piten a todo pulmón cuando se lo pida el cuerpo, ya verán que a gustito se quedan cuando la liberación de endorfinas que produce este estallido sonoro les produzca una placentera sensación, talmente como si les hubiera tocado el cuponazo que anuncian aquí. Además, así le llevamos la contraria a esas estadísticas que andan diciendo que los murcianos somos gentes poco felices 

Piten si están alegres, por estarlo.

Piten si están cabreados para que se les pase.

Y por último, pítenle cuanto les plazca a este cronista del pitido por la tabarra que les ha endilgado, están ustedes en todo su derecho, y les prometo que se lo agradeceré tanto o más que si aplaudieran.

¡Claro, ahora usted se va tan pichi y aquí se queda una servidora derrengada de tanto pitido y tanto ajetreo!.