El nombre genérico del perejil, Petroselinum, proviene del griego Petrol que significa piedra o roca, por los suelos rocosos en el que habitualmente crece. Es originario de la isla de Cerdeña desde donde se extiende a todos los países del Mediterráneo.
Antigüedad
De sus usos en la antigüedad quedan referencias entre los griegos, cuyo significado sagrado era alegría, fiesta y también nacimiento o resurrección, por lo que los helenos colocaban ramos de perejil sobre las tumbas de sus difuntos para honrarles. Además en La Ilíada aparecen referencias sobre esta planta, ya que la isla mágica de la ninfa Calipso estaba cubierta por una alfombra de perejil cuyo poder afrodisíaco empleó para seducir a Ulises y retenerlo a su lado durante varios años.
Los gladiadores romanos empleaban el perejil como fuente de fortaleza y astucia antes de los combates. Su valor medicinal queda recogido en los escritos de Dioscórides por su valor diurético y emenagogo (provocaba la menstruación). También el naturalista Plinio nos cuenta que en época romana todas las salsas contenían perejil, condimento que llegó también en la cocina andalusí, ya que en la Península Ibérica reemplazó al cilantro (planta de la misma especie pero de sabor más intenso) en la elaboración de los platos tradicionales que aún se consumen en la actualidad en muchas zonas del sur peninsular.
Edad Media
Durante la Edad Media el perejil se asociaba a poderes mágicos, con la creencia popular de que si se mencionaba el nombre del enemigo mientras se arrancaba de raíz, este moriría de inmediato. Carlomagno ordenó el cultivo de la planta en sus jardines por sus cualidades aromáticas y ayudó a difundirlo en la cocina de otros continentes, aunque no fue hasta finales del s. XVII cuando se incluyó como ingrediente destacado de las recetas francesas y adquirió prestigio y fama mundial como planta aromática saludable e incluso decorativa.
La tradición popular dice que regalar perejil atrae la mala suerte, además su lento crecimiento le confiere un carácter misterioso que se recoge en el dicho "van siete veces con el diablo y vuelven otras siete antes de germinar". Para evitar el mal agüero el perejil debe plantarse el Jueves Santo y ofrecerse un ramito a San Pancracio para que además atraiga el dinero.
También se cuenta que estando San Francisco de Asís enfermo y con poco apetito le preguntaron: "¿Qué te gustaría comer, padre?" a lo que el santo respondió: "Si tuviera perejil, intentaría comer un trozo de pan con él" y "con lo poco que tomó, se reanimó mucho" mitigando así las nauseas que le producían la anemia que sufría.
Actualmente los usos del perejil son fundamentalmente culinarios, aunque la medicina natural está recuperándolo contra algunas dolencias por la gran cantidad de vitaminas y minerales que presenta.