La obtención
1.-Preparación del terreno. Se cultiva entre los meses de abril y mayo. El ciclo dura dos años, para evitar agotar la riqueza del suelo. El cuidado de las tierras es continuo. No se siembra ningún año la misma superficie, sino que se rota con trigo, maiz, y forrajes para nitrogenar las tierras, lo que produce más rendimiento por hectárea y una mayor calidad. El terreno que se encuentra con leguminosas se tritura y se envuelve en la tierra como aportación de abonado verde en el cultivo de arroz. Seguidamente, se deja entrar el agua en las parcelas, que se encuentran divididas en bancales con una ligera inclinación hacia el río.
2.-Control de la semilla. Antes de proceder a la siembra, se seleccionan cuidadosamente las semillas, eliminando las malas hierbas para evitar mezclas de semillas.
3.-Siembra y cultivo. El arroz se deja encharcado con aproximadamente 7-8 cm. de agua, hasta el nacimiento de la planta. Una vez nacida la planta se procede a quitar las malas hierbas, por procedimientos de escarda manual, y se efectúa una reposición de plantas en los claros que no hubo nacimiento. En el mes de julio se procede al abonado del cultivo. En caso de plantación ecológica, el abonado se atendrá a la normativa correspondiente. El nivel del agua se mantendrá durante todo el ciclo vegetativo, retirándose 8 ó 10 días antes de iniciarse la recolección, una vez que el grano esta maduro.
4.-Recolección. Una vez retirada el agua de las parcelas y que el terreno se encuentra en condiciones, se procede a la recolección del cereal, transportándose el arroz a los molinos para iniciar el proceso de secado. La recolección se realiza del 20 de Septiembre al 15 de Octubre. Se recolecta mediante cosechadora de cereal, adaptada para el arroz, mediante el cambio de las ruedas delanteras motrices de goma por unas de cadenas y algunas variaciones en el sistema de trilla de la máquina.
5.-Secado. Eliminación del exceso de agua del grano hasta reducirlo a un 15%.
6.-Almacenaje. Una vez seco, se procede a su almacenaje en silos o en almacenes, manteniendo el cereal en condiciones óptimas para su posterior elaboración. Básicamente, se trata de “provocar” una temperatura de 15ºC. Se consigue con ello mantener el arroz seco y fresco, aumentándose el rendimiento en molino y anulándose la incidencia de plagas de almacén.
7.-Molturado. Eliminación de glumas o glumillas y de las cutículas de pericarpio, hasta que el grano quede como arroz blanco para su comercialización.
El arroz de Calasparra es un claro ejemplo de pervivencia de cultivos tradicionales con un aprovechamiento idóneo del agua, que vuelve al río. Además, su calidad es excelente para mostrar el carácter privilegiado y extraordinario de nuestros productos agrícolas, que todavía no sucumben a los intereses de los mercados mayoritarios, sino más bien sirven a exigentes cocineros y paladares. Es todo un modelo autóctono que debemos preservar.