Para comprender la labor de José Alegría y la razón del rendido homenaje de instituciones públicas, autoridades y vecinos tras su muerte, es necesario repasar sus trabajos de obras públicas y las condiciones en los que estos fueron llevados a cabo.
Tras ganar dos oposiciones públicas en Madrid y desistir de la carrera eclesiástica alrededor de 1890, Alegría optó por un cargo como Ayudante de Obras Públicas en Murcia, trabajo que comenzó su gran vinculación a las necesidades de infraestructuras en Murcia.
Viviendo en Zarandona, localidad natal de su esposa, sus denodados esfuerzos consiguieron que unos propietarios cedieran terrenos para la construcción de una iglesia para esta pequeña pedanía murciana.
Obras en la Fuensanta
Pero su gran proyecto fue el que comenzó en 1939 con la constitución de una Comisión para la Restauración del Santuario de la Fuensanta, patrona de Murcia, comisión presidida por el entonces Alcalde de la ciudad, Agustín Virgili y en la que Alegría Nicolás sería uno de sus vocales.
Alegría participó intensamente en el diseño de los accesos exteriores, acceso a la casa alta, reconstrucción de cuestas, vereda de la parte posterior de la iglesia, la construcción de los misterios del rosario y los del vía crucis, además de la reparación del muro de contención del atrio y el alzado de un altar al final de aquel.
También aumentó el caudal de la fuente, abriendo nuevas galerías y canalizaciones, restauró el frontis y la lápida del mismo y diseñó un mirador orientado a la huerta de Murcia, mirador que serviría como lugar para celebrar misas de campaña.
Las obras se prolongaron a lo largo de varios años, con grandes dificultades económicas que obligaron al propio Alegría a invertir parte de su patrimonio personal. En 1950, fallecido ya Alegría, se abordó la restauración de las arquitecturas del santuario.
José Alegría, bibliófilo
Alegría fue un autodidacta, gran bibliófilo que llegó a acumular unos cinco mil ejemplares en una biblioteca inmensa que cedió al Ayuntamiento de Murcia y que hoy día forma parte de los fondos del Archivo Municipal del Almudí.
Entre todos estos libros Alegría quiso mantener un volumen único, regalo de un tío, José Manuel Martínez (párroco de Torreagüera entre 1868 y 1878). Se trataba de un manuscrito de 1504, Verdadera Historia de la Conquista de Méjico, de Bernal Díaz de Castillo obra por la que el gobierno mejicano ofreció en su día a Alegría medio millón de pesos en oro.
Pero el propietario jamás quiso sacar de España la obra, y sus herederos, siguiendo sus deseos, lo vendieron a la Biblioteca Nacional en 1950, siendo registrado en la biblioteca como El Códice Alegría, una verdadera obra de arte literaria.