José Alegría Nicolás nació en Torreagüera, un 8 de mayo de 1870, siendo hijo de Valentín Alegría y Marcelina Nicolás, ambos dedicados a las labores agrícolas. Con tan solo diez años ingresó en el Seminario Menor de San José, siguió sus estudios eclesiásticos en el seminario de San Fulgencio pero, como solía ocurrir, abandonó su carrera eclesiástica a los veinte años, desposándose con Josefa Soler Gimeno.
Sus perspectivas profesionales recalaron en el funcionariado público, y tras ganar dos oposiciones en Madrid llegó a optar a dos trabajos tan distintos como el de inspector de ferrocarriles o el de ayudante de obras públicas, asumiendo este último e ingresando en la Confederación Hidrográfica del Segura.
Su experiencia como técnico de obras públicas lo animó a participar en proyectos de construcción de envergadura, no solo como funcionario, como sería en el caso de la construcción del pantano de Alfonso X, sino como apéndice de un servicio público en lugares queridos por él como Zarandona, pedanía murciana en la que residió junto a su familia.
Santuario de la Fuensanta
Tras la Contienda Civil de 1936-1939, se dedicó a uno de sus proyectos más ambiciosos, la reconstrucción del Santuario de la Fuensanta y sus caminos de acceso.
Sus publicaciones se concentraron en una usual participación en periódicos locales como La Verdad o Línea, y especializadas como el Boletín del Museo Provincial de Bellas Artes. Fue también corresponsal de la Real Academia de la Historia y académico de la de Alfonso X el Sabio.
Otros campos
Se dedicó también a cultivar la literatura dramática, llegando a estrenar obras de teatro en el Romea, e incluso la poesía, aunque publicada esta junto a sus artículos y editoriales en prensa. Fueron también muy reconocidos sus bandos de la huerta, bandos en los que se reflejaba de una manera intensa su amor por las tierras de huerta murcianas.
Tras una penosa enfermedad, José Alegría falleció en Murcia el 27 de febrero de 1947, sin llegar a ver culminado su proyecto de rehabilitación del Santuario de la Fuensanta. En 1998, tras una larga espera, fue inaugurado un monumento dedicado a su memoria en las inmediaciones del Santuario.