Comunidades de fondos arenosos
Paisaje de Arenales de Rompiente
11. Supralitorales
14. De guijarros infralitorales
15. De arenas finas superficiales
Paisaje de Arenales Superficiales
16. De arenas finas bien calibradas
17. De césped de Caulerpa prolifera
18. De césped de Cymodocea nodosa
19. De césped de Zostera noltii
20. De pradera de Posidonia oceanica
21. De mata muerta de Posidonia oceanica
Comunidades de fondos rocosos
2. De roca mediolitoral superior
3. De roca mediolitoral inferior
5. Fotófila de la roca infralitoral superior en régimen batido
6. Fotófila de la roca infralitoral superior en régimen calmo
Paisaje de Roca bien iluminada
7. De algas fotófilas infralitorales de régimen calmo
7b. De rodofíceas calcáreas incrustantes y erizos
8. Precoralígeno o de algas esciáfilas de modo calmo
Paisaje de Cuevas, Extraplomos y Grietas
9. De grutas semioscuras y extraplomos
10. Coralígeno o de algas esciáfilas circalitorales de modo calmo
Dónde aparece
Esta comunidad se instala preferentemente sobre fondos de arena, aunque también puede hacerlo sobre roca (figura 1), y puede extenderse desde la superficie hasta profundidades superiores a los 30 m.
La especie que caracteriza y da lugar a la comunidad es la fanerógama marina Posidonia oceanica, en la que se puede distinguir un grueso tallo tipo rizoma que crece horizontal y verticalmente, un haz de 6 a 8 hojas acintadas situado en el extremo superior del rizoma y raíces densamente ramificadas que parten también de los rizomas (figura 2). Es una especie endémica del mar Mediterráneo.
El crecimiento conjunto de un elevadísimo número de plántulas de Posidonia es lo que da origen a la pradera, formación donde se pueden distinguir una parte elevada formada por las hojas y una parte basal (mata) constituida por tallos, rizomas y sedimento compactado, que puede tener varios metros de espesor, aunque solo la parte más superficial (unos 20 cm) está viva (figura 3). La pradera es una formación muy estable y longeva, habiéndose estimado para alguna de ellas una edad superior a los 6.000 años.
La planta presenta rizomas de crecimiento horizontal (plagiotropos) y de crecimiento vertical (ortotropos) (figura 3). Los primeros son los responsables de la colonización de sustrato y con ello del crecimiento de la pradera, mientras que los segundos evitan que la planta quede enterrada por la sedimentación. Tras la colonización y estabilización de nuevo fondo arenoso, los rizomas horizontales emiten rizomas de crecimiento vertical para evitar el enterramiento de la pradera por la sedimentación.
Esta comunidad se desarrolla en lugares que reúnen unas determinadas condiciones ambientales: aguas claras, limpias, bien oxigenadas y exentas de contaminación; temperatura y salinidad poco variables, con el óptimo de temperatura entre 17 y 20ºC; hidrodinamismo moderado; y sustrato donde poder desarrollar sus rizomas y donde exista cierta cantidad de materia orgánica.
En lugares protegidos del litoral las hojas de la planta pueden verse sobresaliendo fuera del agua. En estos sitios, al haber alcanzado la pradera la superficie, se han formado lo que se conoce por arrecifes barrera de Posidonia. Estos arrecifes crecen paralelos a la costa y a una cierta distancia de la misma, quedando entre ellos y la costa una pequeña zona lagunar protegida del oleaje por el propio arrecife. Son formaciones muy singulares que deben protegerse (figura 4).
El límite inferior de distribución de la planta se encuentra en aquella profundidad (30-35 m) en la que se iguala lo producido en la actividad fotosintética con lo consumido en respiración (punto de compensación). Es por ello que la profundidad a la que se encuentra el límite inferior de una pradera de Posidonia puede utilizarse como testigo de la calidad de las aguas que las bañan, ya que la claridad o turbidez de éstas hará que dicho límite se encuentre a mayor o menor profundidad.
En todo momento, el estado de la pradera de Posidonia es función de los siguientes parámetros: relación profundidad-iluminación; pendiente del fondo; condiciones dinámicas de las masas de agua circundantes; aporte de sedimentos y contaminación y acciones humanas.
En condiciones favorables, la pradera presenta siempre un aspecto homogéneo (figuras 7 y 8), dependiendo su mayor o menor densidad de haces de la energía luminosa disponible, siendo mucho más densa en aguas superficiales que en profundas. Su degradación es función de factores como: la influencia del hidrodinamismo y de los procesos de erosión y sedimentación; la influencia de la contaminación orgánica o industrial, y la erosión mecánica debida a las anclas de las embarcaciones o a la pesca de arrastre (figura 9).
Una forma de clasificar las praderas es teniendo en cuenta el número de plántulas (haces) por unidad de superficie, considerándose los siguientes tipos: praderas muy densas (más de 700 haces por m2), praderas densas (entre 400 y 700 haces por m2), praderas claras (entre 300 y 400 haces por m2), praderas muy claras (entre 150 y 300 haces por m2), semipraderas (unos 100 haces por m2) y plantas sueltas (unos 50 haces por m2).
La pradera está organizada en dos estratos o subcompartimentos interdependientes, pero de dinámicas muy diferentes. Un estrato aéreo fotosintético, constituido por las hojas que son renovadas cada año, y un estrato subterráneo, constituido por los rizomas y las raíces (figura 3). Este estrato es entre 5 a 10 veces mayor en biomasa y de crecimiento mucho más lento que el del estrato foliar, acumulándose su biomasa con el tiempo (mata). Los rizomas sirven de sujeción y de almacén de nutrientes y sustancias de reserva, lo que le confieren a la planta estabilidad y perdurabilidad en el espacio y en el tiempo.
Sus especies
Los dos estratos en los que está organizada la pradera condicionan la distribución de organismos, pudiéndose distinguir en la misma dos poblamientos: uno adaptado a la caducidad de las hojas sobre las que se instala y otro instalado en los tallos y rizomas.
Las hojas constituyen una gran superficie (figura 3) sobre la que se fijan un importante número de especies de algas e invertebrados de pequeño tamaño, de crecimiento rápido, de vida corta, con afinidades fotófilas y que están adaptadas al rápido y particular crecimiento del sustrato en el que se fijan (figura 5). Éstas alcanzan su desarrollo máximo a finales de verano, cuando la hoja está en su etapa senescente, y desaparecen con la caída de la hoja, pero se desarrollan nuevamente en las hojas jóvenes de la planta. Estas hojas jóvenes, poco recubiertas al principio, van siendo colonizadas por numerosas especies epífitas a medida que van creciendo, pudiendo llegar a suceder que pierdan su capacidad fotosintetizadora por tener su superficie recubierta casi en su totalidad por dichas especies. Entre estos epífitos, los briozoos y las algas calcáreas forman el estrato incrustante y las algas blandas y los hidrarios el estrato erecto, en un gran porcentaje.
Algunas de las especies que aparecen sobre las hojas son el alga Dictyota dichotoma; los cnidarios Alicia mirabilis, y Sertularella ellisi; y la ascidia Botryllus schlosseri.
En los rizomas se instalan especies más perdurables en el tiempo y propias de los fondos rocosos (figura 6). Así, si la densidad de la pradera es alta, la luz que llega a los rizomas es escasa, por lo que sus especies tendrán afinidades esciáfilas, siendo muchas de ellas comunes con las de la comunidad de algas esciáfilas infralitorales de regimen calmo o de precoralígeno (8). En cambio, si la densidad es baja, la luz que llega a los rizomas es suficiente para que puedan aparecer especies fotófilas, siendo muchas de ellas comunes con las de la comunidad de algas fotófilas infralitorales de regimen calmo (7).
Alguna de las especies que aparecen en los rizomas son
Las algas: Palmophyllum crassum, Halimeda tuna, Flabellia petiolata, Dasycladus vermicularis, Padina pavonica, Halopteris filicina, Sphaerococcus coronopifolius, Plocamium cartilagineum, Jania rubens, Lithophyllum stictaeforme (=Lithophyllum expansum), Peyssonnelia rubra, Peyssonnelia squamaria, Laurencia obtusa; las esponjas: Cliona viridis, Crambe crambe, Anchinoe tenacior; los cnidarios: Cerianthus membranaceus, Phymanthus pulcher; los moluscos: Pinna nobilis, Venerupis pullastra; los poliquetos: Bispira volutacornis, Filograna implexa, Spirographis spallanzanii, Sabella pavonina, Protula intestinum; los briozoos: Calpensia nobilis, Caberea boryi, Scrupocellaria scrupea, Pentapora ottomulleriana, Schizobrachiella sanguinea, Sertella septentrionalis, Margaretta cereoides, Crisia sigmoidea; el foronídeo: Phoronis australis; las ascidias: Aplidium conicum, Aplidium tabarquensis, Pseudodistoma crucigaster, Pseudodistoma cyrnusense, Diplosoma listerianum, Diplosoma spongiforme, Synoicum blochmanni, Polycitor crystallinus, Polycitor adriaticum, Pyura dura, Halocynthia papillosa.
A su vez, en el entramado de rizomas, raíces y sedimentos (mata) se refugian muchos organismos, una parte de los cuales realizan migraciones para alimentarse en el estrato foliar durante la noche (gasterópodos, isópodos y otros crustáceos, etc.), mientras que otra no cambia de estrato (bivalvos, poliquetos y pequeños crustáceos).
Por último, existe una importante macrofauna vágil que se desplaza entre el estrato foliar y cuyos principales representantes son crustáceos decápodos, equinodermos, cefalópodos y peces. Estos organismos se pueden dividir en aquellos que son residentes en la pradera durante todo su ciclo vital y los que la visitan periódicamente para alimentarse, refugiarse o reproducirse. La pradera de Posidonia tiene un papel importante en el reclutamiento de especies de interés comercial.
Algunas de las especies vágiles que se pueden encontrar en la pradera son
Los moluscos: Haliotis lamellosa, Buccinulum corneum, Conus mediterraneus, Aplysia fasciata, Aplysia depilans, Petalifera petalifera, Chromodoris purpurea, Hypselodoris elegans, Hypselodoris tricolor, Hypselodoris villafranca, Sepia officinalis, Octopus macropus, Octopus vulgaris; los crustáceos: Gnathophyllum elegans, Pagurus anachoretus, Dardanus calidus, Maja crispata; los equinodermos: Antedon mediterránea, Asterina gibbosa, Echinaster sepositus, Ophioderma longicaudum, Paracentrotus lividus, Holothuria polii, Holothuria tubulosa; los peces: Torpedo marmorata, Atherina boyeri, Syngnathus typhle, Syngnathus acus, Hippocampus ramulosus, Hippocampus hippocampus, Epinephelus alexandrinus, Serranus cabrilla, Serranus scriba, Diplodus annularis, Diplodus sargus, Diplodus vulgaris, Diplodus puntazzo, Sarpa salpa, Sparus aurata, Spondyliosoma cantharus, Spicara maena, Chromis chromis, Labrus merula, Symphodus cinereus, Symphodus rostratus, Symphodus tinca, Thalassoma pavo, Coris julis, Parablennius gattorugine, Parablennius rouxi, Parablennius tentacularis, Gobius niger, Scorpaena porcus, Ophidion barbatum.
Importancia ecológica
Las praderas de Posidonia constituyen una de las formaciones más características e importantes de la costa y en general de la plataforma continental mediterránea. Esta importancia se debe a la gran extensión que ocupan y a su alta producción primaria (gran densidad de hojas en continua renovación), o lo que es lo mismo, por su elevada transformación de sustancias minerales en materia orgánica.
A su vez, sus hojas y rizomas alojan una elevada diversidad de organismos y presenta una compleja organización (figuras 5 y 6). Estas especies se distribuyen en la multiplicidad de nichos existentes y están relacionadas mediante una complicada organización trófica, lo que le da a todo el conjunto una gran estabilidad. Se la considera, por todo ello, una de las biocenosis clímax del Mediterráneo, debiéndose tomar todo tipo de medidas que detengan su degradación y aseguren su conservación.
El papel que juegan las praderas en los ecosistemas litorales es fundamental en diversos aspectos. El desarrollo de rizomas y raíces, que no se pudren por estar muy lignificados e impregnados de taninos, fija los fondos de arena y da lugar a un sustrato estable, sobre el que se implanta una comunidad mucho más compleja y estructurada que la que se instalaría sobre la arena. A la vez, la estructura estable formada por dichos rizomas tiene un importante efecto amortiguador del oleaje y de las corrientes, impidiéndose con ello la erosión de la línea de costa y, por tanto, la regresión de las playas arenosas. La pradera tiene también un importante efecto de depuración de las aguas costeras, al limpiarlas de sedimentos, que quedan atrapados entre sus hojas y se depositan, y al oxigenarlas y asegurar con ello la degradación de la materia orgánica acumulada. Por otro lado, las praderas acogen a un importantísimo número de especies vegetales y animales, y les aportan alimento, protección y sustrato donde fijarse. Por último, son excedentarias de materia orgánica, que en forma de detritus llegará a comunidades más profundas y deficitarias en ella.
Amenazas potenciales
La mayor amenaza son los contaminates costeros (hidrocarburos, vertidos industriales y/o urbanos...) y las obras costeras (puertos deportivos, regeneración de playas, emisarios, etc.). El aumento de la turbidez, asociada o no a dichos vertidos y obras, es otra amenaza importante al reducir de forma significativa la capacidad fotosintetizadora de Posidonia. Todo aumento de la sedimentación actúa también negativamente sobre la comunidad.
Otras amenazas importantes son: utilizar los fondos donde se asienta esta comunidad como fuente de obtención de sedimentos para la política de "regeneración" de playas, el anclaje masivo de embarcaciones deportivas en determinadas ensenadas o lugares protegidos del viento y la pesca de arrastre ilegal sobre la parte más profunda de la pradera, que la destroza. La erosión mecánica de la red de arrastre (puertas, relinga y copo) sobre la pradera arranca un elevado número de haces (según el estado de la pradera pueden superar los 300.000 haces a la hora), produciéndose con ello una progresiva disminución de la complejidad estructural de la pradera y con ello su progresiva degradación (figura 9).
Reacción frente a los impactos
El proceso de deterioro de una pradera, como consecuencia del cambio de condiciones ambientales, queda reflejado en un desarrollo pobre de la misma, con una distribución a manchas irregulares y más o menos dispersas, pudiendo incluso llegar a desaparecer.
La pradera desaparece o regresiona como consecuencia de las obras costeras (puertos turísticos y comerciales, playas artificiales, etc.), de los vertidos de residuos urbanos o industriales (minería, industria química, salmuera de desaladoras, acuicultura) y de la erosión mecánica debida al anclaje masivo de embarcaciones deportivas y a la pesca de arrastre (figura 9).
La regresión y desaparición de las praderas en las áreas antropizadas del litoral puede tener importantes y desconocidas repercusiones sobre el medio marino costero y sus recursos (empobrecimiento de los caladeros de pesca, enturbiamiento de las aguas costeras, incremento de la erosión sobre la línea de costa, etc.). La experiencia acumulada hasta ahora es de que la pradera que se deteriora y desaparece no se recupera aunque se detenga la acción que ha causado el impacto.
Medidas protectoras
Control de los vertidos y de la calidad de las aguas.
Prohibición de la extracción de sedimentos marinos para la regeneración de playas en los fondos donde está implantada la pradera o en los más próximos a ella.
Prohibición de cualquier tipo de obra costera en los fondos donde está implantada la pradera y fuertes limitaciones para las que se realicen en los fondos más próximos a ella.
Control del anclaje de embarcaciones deportivas, instalando boyas de amarre en los puntos del litoral que se conoce que se concentran dichas embarcaciones.
Control de la pesca de arrastre para que no se pesque a profundidades prohibidas (las inferiores a 50 m).
Limitación de las artes de pesca artesanales permitidas, solo las no destructivas, y control del esfuerzo de pesca realizado con las mismas.
Posidonia oceanica debe incluirse en el Catálogo de Especies Amenazadas de la Región de Murcia como Especie Vulnerable y redactar un plan de Conservación que asegure la protección de su hábitat.
Debe hacerse un seguimiento de las zonas de mayor interés y proteger los tramos de litoral donde aparecen las praderas mejor conservadas y donde aparecen las formaciones de arrecife barrera.
Se debería realizar una adecuada campaña de divulgación, destacando el valor de la especie y de la pradera.
Distribución
Es una de las comunidades que más superficie ocupa en nuestro litoral sumergido. Se pueden delimitar grandes manchas o praderas separadas entre sí de forma natural por las características fisiográficas del litoral. Estas son: pradera de punta Parda - playa de Poniente (Mapa 1), pradera de bahía de Levante (Mapa 1), pradera de bahía del Hornillo (Mapa 1), pradera de isla del Fraile - Calabardina (Mapa 2), pradera de cabo Cope - cueva Lobos (Mapas 2, 3 y 4), pradera de la isla de Adentro (Mapa 6), pradera de puerto de Mazarrón - punta de La Azohía (figura 7) (Mapas 6 y 7), pradera de cala Mojarra - playa de Fatares, pradera de cabo de Agua - antes de llegar a peña Manceba, pradera de cabo Negrete - playa de Calblanque (figura 8) y pradera de cabo de Palos - El Mojón.
Juan Carlos Calvín