Rogelio Incharraundieta, descubridor de La Bastida [La Bastida de Totana]
Rogelio Incharraundieta, descubridor de La Bastida
Luis Siret
Luis Siret


  Las excavaciones en La Bastida de Totana se remontan a la segunda mitad del siglo XIX cuando su descubridor, D. Rogelio de Inchaurrandieta, llegó de forma casual hasta el yacimiento a la orilla de la Rambla de Lébor. Este ingeniero granadino, visitante estival de Totana, fue el primero en explorar el cerro, obteniendo numerosos restos que donaría al Museo Arqueológico Nacional. Lo que se presentó ante los ojos de Inchaurrandieta como una gran necrópolis, se convirtió con la posterior intervención de los hermanos Siret en uno de los poblados más importantes de El Argar, cultura definida por ellos a tenor del descubrimiento y estudio del yacimiento almeriense de El Argar.

  Durante la primera mitad del siglo XX numerosos arqueólogos investigaron el poblado de La Bastida, efectuando varias campañas de excavación, que fueron dotando al yacimiento de la relevancia histórica que posee en la actualidad. Por el lugar han pasado investigadores del mundo argárico de la talla de Juan Cuadrado Ruiz o Julio Martínez de Santa Olalla y su equipo, en el que se encontraba Vicente Ruiz Argiles quien, en compañía de Posac Mon, continuó durante un año los trabajos de su maestro.

  Pero sería en los años 80 de este mismo siglo, tras un trabajo de recopilación y revisión de datos sobre la cultura argárica, publicado por el especialista Vicente Lull, cuando se profundizó en los yacimientos arqueológicos del Sureste de la Península, entre los que se hallaba La Bastida de Totana. También en la década de los 80 y 90 la Universidad de Murcia se hizo eco de la complejidad y calidad de La Bastida, realizando algunos trabajos de investigación. El nuevo siglo XXI ha visto como, a partir de una iniciativa municipal y regional, los trabajos en el yacimiento han sido retomados gracias al proyecto del Parque Didáctico y Centro de Interpretación La Bastida de Totana.

  Pioneros en arqueología

  El gran descubridor del yacimiento argárico de La Bastida de Totana es el ingeniero de Caminos granadino D. Rogelio Inchaurrandieta, un amante y estudioso de la Geología y la Arqueología, que a la edad de siete años se estableció con su familia en la zona alta de los huertos de Totana. Ya en su etapa profesional esta residencia se convirtió en quinta de veraneo para el ingeniero, que pasaba parte de su tiempo explorando los parajes circundantes en busca de fósiles. En el verano de 1865 un campesino del lugar le reveló la existencia de un paraje curioso que atesoraba lanzas, puñales y esqueletos. Se trataba del yacimiento argárico del cerro de La Bastida, alzado sobre la margen izquierda de la rambla de Lébor.

  Cuando D. Rogelio llegó al yacimiento observó que el lugar había sido escenario de saqueadores, lo que no impidió que durante 1865 y 1869 realizase varias intervenciones con hallazgos de objetos (vasos, vasijas, armas, adornos...), una veintena de sepulturas en urna y dos formadas por losas. En un primer momento creyó estar ante una necrópolis, pero finalmente afirmó que podría tratarse de una morada de los hombres en una época remotísima. En la Escuela de Ingenieros de Minas analizó las escorias de fundición del metal que encontró en el yacimiento, concluyendo que pertenecían a una cultura de la Edad del Bronce.

  La presentación en sociedad

  Los hallazgos fueron dados a conocer ante la comunidad científica en el Congreso Internacional de Antropología celebrado en Copenhague en 1869, donde no cosecharon el reconocimiento esperado, por lo que la importancia de La Bastida como primer yacimiento de una nueva cultura quedó en el ostracismo hasta algunos años después. D. Rogelio Inchaurrandieta intentó en varias ocasiones la publicación del trabajo en España, editándolo en 1870 en el Boletín de la Revista Universitaria de Madrid bajo el título 'Estudios Pre-históricos. La Edad del Bronce en la Provincia de Murcia'. Ese mismo año donó el material encontrado al Museo Arqueológico Nacional.

  El testigo de los descubrimientos de este pionero de la arqueología fue recogido por otros investigadores y eruditos, que supieron reconocer la importancia de la labor de Inchaurrandieta, algunos de ellos serían el francés Emile de Cartailhac, considerado uno de los padres de la Prehistoria en Europa y los hermanos Enrique y Luis Siret. Los Siret unieron este yacimiento a otros excavados en la provincia de Almería, también pertenecientes a la Edad del Bronce, que habían bautizado como parte de la nueva cultura: El Argar, denominación con la que se ha hecho mundialmente conocida.