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Los restos arqueológicos conocidos como Hospedería se emplazan a escasos 200 metros del Santuario. Se trata de un conjunto de habitaciones articuladas en torno a un patio central de reducidas dimensiones. Las excavaciones realizadas por la Universidad de Murcia documentaron una fase de ocupación augustea, que se refleja en una serie de habitaciones y dos cisternas en opus signinum; el conjunto debió transformarse hacia la mitad del s. I d.C., abandonándose probablemente en una fecha muy temprana (época flavia). En esta zona de la hospedería se encontraron abundantes cerámicas de tradición ibérica y lucernas.
De las habitaciones sólo se conservan los zócalos de piedra; están construidas con mampostería, piedras de mediano tamaño trabadas con barro. No se han conservado restos de enlucidos, ni de decoración parietal, siendo los suelos de tierra batida. En cuanto a las techumbres, el escaso número de tegulae aparecido hace pensar más en cubiertas vegetales que en tejados con tejas.
Aunque al principio se identificó como una hospedería, similar a las que jalonan todas las vías de comunicación romanas para albergar viajeros, los recientes trabajos de limpieza y, sobre todo, la excavación en el Santuario han planteado otras posibilidades que enriquecen la interpretación del edificio. Aunque el patio es muy pequeño y las habitaciones son de muy mala calidad con muros endebles, suelos casi inexistentes y sin elementos ornamentales, no se puede descartar la idea de la hospedería merced a la tipología de la edificación y a los materiales encontrados. Pero es posible que estuviera ligada al séquito, que acompañaba a los bañistas adinerados o sirviera para viajeros libres pero más modestos.
También es probable que el edificio sirviera para alojar al personal de servicio del Santuario y que su origen estuviera en la necesidad de alojar a los obreros, que se encargaron de la edificación del conjunto. Una obra del tipo de la del Santuario necesitó una gran cantidad de personal especializado: arquitectos, ingenieros, canteros, herreros y transportistas, que tuvieron que alojarse en algún lugar en las proximidades de la obra, ya que no existe ningún núcleo urbano en las proximidades.
Bajo los muros se hallaron vertederos y restos de hogares, que no están asociados a ningún edificio, sino que parecen pertenecer a un campamento provisional que al poco sería mejorado con un edificio de mampostería. Se trata de una zona de acampada de obreros o de viajeros. El edificio se abandona unos años antes de que en el Balneario Romano se dejen de acometer tareas de mantenimiento.