El poblado ibérico de Castillico de las Peñas está situado en un cerro calizo, en el paraje conocido como 'Cortado' de las Peñas, cuya vertiente Oriental es una espectacular pared rocosa, que cae a pico sobre la rambla de Cantalar a 447 metros sobre el nivel del mar, en las inmediaciones de la Sierra de la Pila. Controla un estrecho desfiladero, vía natural de comunicación desde la Prehistoria, entre los campos de Fortuna y el Altiplano, Jumilla-Yecla.
Las defensas naturales son importantes en las vertientes Oriental y Occidental, bastando éstas, sin necesidad de completarlas con murallas, para proteger el poblado. En cambio, por su vertiente meridional, mucho más accesible, los íberos tuvieron que construir una línea de murallas que defendiera este flanco del poblado. Se trata de muros de piedra de tamaño medio, trabadas con barro, protegiéndola dos grandes torres de planta cuadrangular.
El poblado se emplazaba en la cima del cerro; aunque no se han realizado intervenciones arqueológicas en él, los restos conservados en superficie son similares a los de otros poblados de la Región; zócalos de mampostería, muros levantados en adobe y techumbres construidas mediante un entramado de cañas y barro, sustentandas por troncos dispuestos longitudinalmente.
La Necrópolis y el Santuario
Poco se conoce sobre la Necrópolis de este poblado, aún sin excavar. Probablemente debió ser similar en estructura y tipología de tumbas a la del Castillejo de los Baños, aunque es posible que dada la escasez de superficie no sea una necrópolis en extensión, sino que se produzcan superposiciones de tumbas. En cuanto al Santuario, elemento que aparece relacionado a los poblados ibéricos, es muy posible que se tratara de la Cueva Negra, ya que este abrigo se sitúa equidistante de los dos poblados ibéricos de la zona y parece probable que en época ibérica la Cueva Negra, que durante la época romana fue un lugar sacro, tuviera este carácter.