Hasta nuestros días, la sal ha tenido un peso fundamental en todas las acciones de comercio y de consumo de los pueblos. Es un producto ancestral que ha navegado por los anales de la historia, y no importa el rincón del planeta de que se trate. Desde tiempos remotos, la sal estimuló la ocupación y la organización del territorio, promovió los intercambios comerciales, y legitimó estrategias políticas y militares.
En la Antigua Grecia se intercambiaba sal por esclavos, con lo que le otorgaban una gran importancia a este elemento. Raciones especiales de sal les fueron dadas a los legionarios Romanos, y fueron conocidas como "salarium argentum", lo que ahora se denomina "salario".
Hacer sal era importante en las regiones Adriáticas y de los Balcanes (lo que ahora representa la frontera entre Eslovenia y Croacia). Tuzla, en Bosnia Herzegovina, es actualmente "tuz", la palabra turca para sal.
Juan Tomás Frutos y Alicia Rubio Tallón