Cuando hablamos del Patrimonio de la Región de Murcia somos conscientes de que poco tienen que ver los hombres que habitaron el Barranco de los Grajos en Cieza, con los constructores del Teatro Romano de Cartagena, o, aquellos otros que trabajaron en el Real Alcázar-Santuario de la Vera Cruz de Caravaca.
Sin embargo han sido esos hombres, habitantes de un territorio singularizado por su enclave geográfico, los que han construido la historia de la Región, una Región en la que todas las etapas de la Historia encuentran reflejo de manera particular en su Patrimonio artístico y cultural, y eso es lo que hace posible que hoy podamos disfrutar del imponente Castillo de Jumilla, de la Colegiata de San Patricio en Lorca, o de la maravillosa Catedral de Santa María de Murcia.
Mostrar al mundo este patrimonio y recordar a los ciudadanos de la Región la riqueza monumental y artística que los acompaña en su vida cotidiana implica llevar a cabo un arduo, pero interesante recorrido en el tiempo y en el espacio, para acercarnos tanto su Patrimonio Arqueológico, todavía vivo, con los múltiples e importantes yacimientos, abrigos y cuevas, diseminados por la Región, como nuestro sorprendente Patrimonio Religioso, que ofrece hermosas muestras de la devoción que hasta hoy, ha acompañado al murciano de a pie, y que, en muchos casos, enlaza con el Patrimonio Artístico de la Región, abanderado del Barroco.
Del mismo modo, no podemos olvidar que durante siglos Murcia fue un reino fronterizo, como muestra el número de castillos, torres y baterías que, todavía hoy, vigilan el mar y la ti
A lo largo de 250 kilómetros la naturaleza ha prodigado atractivos colores y paisajes. Es la COSTA CÁLIDA. Las temperaturas han colaborado para robustecer esta tierra como reclamo al turismo. En invierno oscilan entre los 15 y los 20º. Cielos en general despejados que garantizan más de 2.800 horas de sol.
Entre San Pedro y Cabo de Palos se encuentra el Mar Menor, la laguna salada más importante del continente, que se comunica con el Mediterráneo por una serie de golas. En su entorno encontramos playas interiores, de suaves arenas especialmente atractivas en La Manga, una lengua de tierra que separa los dos mares, cuya parte más ancha no supera los 500 metros.
Desde Cabo de Palos lo que sigue son calas que van mostrando parajes naturales protegidos, paraísos de arena, montañas agujereadas por la secular actividad minera hasta la inmortal Cartagena, desde donde se camina a Mazarrón, dejando el abrupto paisaje en Cabo Tiñoso, con calas y arenales que nos llevaran al Puerto. La última peculiaridad es la ciudad de Águilas que cierra con la playa de La Carolina la sugestiva oferta de la Costa Cálida.
Pero además la Región de Murcia, es gozne entre tres comarcas naturales -Levante, Castilla y Andalucía- y reúne una muestra del paisaje y la naturaleza de cada una de ellas. El resultado, 11.000 kilómetros cuadrados de diversidad paisajística. Una diversidad que se refleja en las infinitas posibilidades de practicar deportes de naturaleza.
Las tierras de interior ofrecen un sinfín de posibilidades; una amplia oferta de alojamientos rurales tanto en la huerta, campo o montaña, como en cascos urbanos históricos de los pueblos del interior y la posibilidad de realizar distintas actividades como descensos en canoa, rutas de espeleología, de senderismo o en bicicleta, escalada, etc. hacen que el visitante encuentre todo lo necesario para estar en contacto con la naturaleza.
La costa de la Región cuenta con dos zonas para la práctica de deportes acuáticos: el litoral entre Cabo de Palos y Águilas, lugar ideal para la navegación en crucero, el submarinismo y el espeleobuceo y el Mar Menor
La Región de Murcia ofrece un amplio abanico de posibilidades culturales. Los distintos Centros Culturales son espacios públicos encaminados a proporcionar a los ciudadanos el acceso a la cultura, al ocio y al tiempo libre además de propiciar el intercambio social y cultural mediante acciones formativas, lúdicas, festivas y creativas, así como la difusión y producción cultural.
Además de la completa red de Bibliotecas y los interesantes Archivos Municipales en la Región disfrutamos de un buen número de Museos, centrados en los más diversos ámbitos. Así podemos destacar los Arqueológicos de Murcia, Lorca, Jumilla, Calasparra, Caravaca, Yecla, Cehegín y Mula; además en Cartagena destaca el Museo de Arqueología Marítima, donde se encuentra también el Museo Naval. En Murcia podemos visitar el Museo Salzillo, el Ramón Gaya, el Taurino, el de la Sangre, el de la Ciencia y el Agua, el Museo Hidráulico Los Molinos del Río, el de Bellas Artes o el de la Ciencia y el Agua. Otros Museos verdaderamente interesantes son el Minero de La Unión, el Etnológico de la Huerta en Alcantarilla; el Museo del Vino "Juan Carcelén" en Jumilla o el Museo Medina Siyasa de Cieza.
Por otro lado la oferta de actividades culturales que la Región ofrece permite que prácticamente todos los días sus habitantes puedan elegir entre distintos eventos relevantes. Destacan festivales como el del Cante de Las Minas, "La Mar de Músicas" de Cartagena, el Festival Internacional de Folklore del Mediterráneo en Murcia, el Festival Internacional de Teatro, Música y Danza de San Javier, etc.
Conviene señalar que en la Región de Murcia se trabaja la arcilla, la madera, el esparto, e
Durante la Edad Antigua, fenicios, griegos y cartagineses confluyen en esta tierra en pugna con los moradores autóctonos. Con la conquista del territorio por Roma, se abrió una etapa que duraría más de 600 años, fue cuando se empezaron a potenciar las comunicaciones de la zona, la explotación de las minas y se sentaron las bases del aprovechamiento agrícola. Ya entonces eran muy apreciados los productos procedentes de la huerta regada por el río Táder (actual río Segura), así como la pesca del litoral.
Cuando a principios del siglo VIII los árabes invaden la península se abre una etapa de prosperidad económica para Murcia y alrededores, sin embargo, las tensiones internas originan la desmembración en diferentes Reinos de Taifas y la debilidad del Reino de Murcia hace que caiga muy pronto bajo el vasallaje de los reyes castellanos.
La conquista cristiana del Reino de Murcia, llevada a cabo por el Infante Alfonso el Sabio en 1243, marcó una época incierta donde se renegó de la tradición árabe, aunque existiera una convivencia intensa entre judíos, cristianos y moriscos. Con la Paz de Granada de 1492, ésta llega también a Murcia. Se produce un crecimiento sistemático, se proyectan grandes obras y empieza a desarrollarse una tímida estructura comercial en torno a los gremios.
En el sigo XVI se produce una recuperación económica y de población. Tras un periodo de inestabilidad originado por la sucesión de epidemias e inundaciones, el siglo XVII marca una nueva etapa de crecimiento donde el esplendor urbano es paralelo al desarrollo artístico palpable del barroco murciano. Con el XVIII el desarrollo minero se extiende rápidamente por toda la zona, creando un fuerte movimiento migratorio de gentes venidas buscando hacer fortuna, centrado en las ciudades de Cartagena y La Unión.
Tras el paréntesis de las décadas centrales del siglo XIX -y sus revueltas revolucionarias-, Murcia rompe su estancamiento ante las nuevas perspectivas que se abrían con las comunicaciones. Después de un periodo de inestabilidad política y social -guerra civil por medio- la Región afronto su expansión, cambios económicos y sociales con los que culminará un siglo XX lleno de firmes retos para afrontar el futuro.
En la Región de Murcia la fiesta se inicia el primer día del año y termina el último. De carácter laico o religioso, influidas por el ciclo estacional de las cosechas o por acontecimientos hstóricos, las fiestas de la Región reflejan el sentir de una tierra extrovertida y mediterránea.
Empezamos el recorrido en Pascua, con las Cuadrillas y las Campanas de Auroros, para continuar el Día de Reyes con los Autos Sacramentales de Aledo, Cabezo de Torres y Churra. Poco tendremos que esperar para que la algarabía del Carnaval inunde las calles de Águilas, Cabezo de Torres o Cartagena.
Acabada la Cuaresma, la Región huele a Semana Santa, la suntuosidad y marcialidad de las procesiones cartageneras, el barroquismo levantino en las de Lorca, las estremecedoras tamboradas de Mula y Moratalla o la rica y colorista Semana Santa de Murcia nos invitan a sumergirnos en un mundo de pasión y espiritualidad.
El Domingo de Resurrección marca el comienzo de las Fiestas de Primavera en Murcia, el color y el sabor de la huerta invaden la ciudad con el Bando de la Huerta, teniendo como colofón el Entierro de la Sardina.
Mayo es un mes privilegiado que cuenta con una apretada agenda: las Cruces de Ulea y Torre Pacheco, los Mayos de Alhama, los Moros y Cristianos de Abanilla, la Romería de la Rogativa en Moratalla y de los Judas en Yecla y Albudeite. Y las Fiestas de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca.
Con la llegada del verano podemos disfrutar del Cristo del Rayo en Moratalla o San Roque en Blanca, además, en estas fechas la Virgen del Carmen se viste de marinera en San Pedro del Pinatar, en Cartagena, Águilas y Mazarrón.
En septiembre Cartagena es testigo de la lucha entre Cartagineses y Romanos, Calasparra de la Romería de la Virgen de la Esperanza y Lorca de las Fiestas de San Clemente. Octubre ve llegar el duelo entre Moros y Cristianos, hasta que el olor a pólvora y las cargas de arcabuz de la Subida al Castillo de Yec
La situación geográfica y el clima de la Región de Murcia han condicionado un arte culinario que encuentra sus orígenes y su diversidad en los distintos pueblos y culturas que habitaron estos territorios, enriqueciendo y dotando de una peculiaridad propia la gastronomía de la Región. Los romanos nos mostraron la forma de hacer conservas y salazones de pescado, el "garum", y los árabes, entre muchos otros productos nos aportaron el arroz, su cultivo y las formas de cocinarlo, trajeron especias, condimentos y plantas aromáticas.
Nuestra cocina recorre la costa, se adentra en los montes y se encamina por los carriles de la huerta incitando con sus olores a saborear una buena mesa. Si nos acercamos al litoral el placer lo garantizan el caldero, los langostinos del Mar Menor, los distintos pescados a la sal, huevas de mújol, mojama de atún o el imprescindible pastel de cierva, sin olvidar las moragas de sardinas o el arroz a la piedra si nos acercamos a Águilas.
Si preferimos degustar la cocina de la huerta nos espera el arroz y habichuelas, la olla gitana, el cocido de pava con pelotas, michirones, guisos de pollo o conejo, el arroz con verduras o las mil combinaciones que la tierra ofrece para elaborar ensaladas.
Otra gran opción es el interior, para los días nublados y lluviosos las migas ruleras, y para los de frío los gazpachos de Jumilla o Yecla, pero también el arroz con conejo, las perdices escabechadas o el conejo con patatas al ajo cabañil. Si es el tiempo en Calasparra arroz con caracoles y en el Valle de Ricote, tiernos corderos asados al horno moruno. O la apetitosa gama de embutidos.
Todo ello debe ir acompañado de alguno de los excelentes vinos que la Región ofrece desde tiempos de los romanos; vinos con Denominación de Origen como los de Jumilla, Yecla o Bullas, vinos de la tierra como los del Campo de Cartagena, o los de Ricote.
Es manifiesta la rica biodiversidad existente en el área de demarcación territorial de la Región de Murcia y la necesidad de conservar los múltiples y diversos tipos de hábitats que todavía perviven en ella.
Acercar esa “joya olvidada” que es el Patrimonio Natural y Medio Ambiental de la Región constituye una amplia tarea: mostrar las distintas comunidades vegetales y animales que caracterizan los diversos entornos existentes en la región, los Parques Regionales, Reservas Naturales, Paisajes Protegidos, los Espacios Naturales Protegidos, etc.
Tambíén explicar su peculiar relieve lo que nos llevará desde las sierras más altas del Noroeste y el Altiplano, con sus poblaciones de encinares continentales y de montaña con grandes zonas bien conservadas en la actualidad, hasta los últimos espacios vírgenes litorales del Mediterráneo, junto con los de la provincia de Almería.
También nos aproximaremos a las cuencas de nuestros ríos para conocer, por ejemplo, las peculiaridades de un río como el Segura que nos muestra su fuerza y su vida en la cuenca alta del mismo, en parajes como Cañaverosa y el Cañón de Almadenes.
Descubriremos, asimismo, la rica flora y fauna que puebla estos hábitats, y todo ello, en definitiva, con la esperanza de que al mostrar la riqueza natural que nuestra Región alberga, adquiramos tanto el orgullo de contar con ella, como la conciencia de su conservación, para, así, poder disfrutarla.
Indudablemente nacer en una u otra región, en uno u otro pueblo no es algo voluntario, pero la cultura y la sociedad que nos arropa tras nacer, que nos educa al ir creciendo, deja una impronta definitiva en nosotros, marcando nuestra vida futura. Y es reconfortante saber que personas que han paseado por nuestras calles, que han vivido las mismas experiencias, que conocen nuestros lugares, han logrado, a través de su empeño, de su imaginación, de su trabajo, … hacerse un hueco en la historia, en ámbitos tan dispares como el arte y la cultura, la ciencia, la política, etc.
Esas figuras, que nos acompañan en plazas y calles, deben tanto a la Región como grande es la deuda que ésta tiene con ellos. Desde Abenarabi a Saavedra y Fajardo, desde el Conde de Floridablanca a Narciso Yepes, desde Isaac Peral a Juan de la Cierva y Codorníu, Antonete Gálvez, Francisco Salzillo, y un largo etcétera que nos habla de la rica historia de la Región, de su influencia, de sus luces y sombras…