Interior
El templo de la Salceda tiene planta rectangular dividida en tres naves, la central más ancha que las laterales. A lo largo de las naves laterales se disponen diversos altares y hornacinas con distintas advocaciones. Tras el presbiterio se abre una girola o deambulatorio que conecta con las estancias de sacristía y despacho así como con el acceso a la casa parroquial.
La división de las naves se basa en muros sencillos abiertos con arcos de medio punto que no utilizan como soporte pilastras adosadas sencillas, de poco espesor, dividen las arcadas llegando en altura hasta el entablamento donde se posan los segmentos de la bóveda de crucería que cubre la nave central. Sobre estas arcadas se abren unos vanos de arco de medio punto que iluminan esta zona central pues debemos tener en cuenta que este templo no posee cúpula con linterna.
A los pies del templo, sobre la puerta de cancela, se alza un coro sobre arco de medio punto rebajado. Este coro esta ahora iluminado con un óculo con vidriera.
La ornamentación interior del templo es muy sobria, podemos apreciar sin embargo, en una capilla lateral del presbiterio, la correspondiente a lado de la epístola, una ligera ornamentación de molduras y escudetes entre las nervaduras de la crucería. Es en esta capilla dónde se exponen en hornacinas la imagen más antigua de la parroquia y una de las de factura más reciente, se trata del Jesús Nazareno, adquirido sobre los años cuarenta del siglo XX y una original iconografía del Cristo Resucitado del imaginero murciano Pepe Hernández.
Cabe destacar también el niño Jesús que sostiene una Virgen del Rosario, según estudios académicos se trataría de una pieza que junto al San Pedro que se venera en la primera ermita y templo del municipio, anterior a la rehabilitación del templo tras la contienda civil.
Aunque la imagen más valiosa es la imagen de la titular, una Virgen de la Salceda sedente obra del maestro González Moreno que, actualmente, se encuentra en el centro de restauración de Verónicas, en Murcia. Esta imagen preside el altar mayor del templo, un sencillo retablo moderno que vino a sustituir al templete neogótico original que fue destruido durante la Guerra Civil. A este retablo lo flanquean dos cuadros que representan el tributo de los fieles de Cotillas a su patrona.
Exterior
Las trazas que muestran al exterior las dos alturas respectivas de la nave central y las laterales, así como sus vertientes a dos y a un agua, se han mantenido tras la reciente rehabilitación de la fachada, pero la configuración de los elementos de ornamento de portadas y campanario han cambiado.
Las fachadas de los laterales del templo son de líneas sencillas quedando marcado el zócalo de piedra artificial y su contraste con el color terroso oscuro del nuevo revoque. La portada lateral del templo ha sido enmarcada con un entablamento sobre pilastras dobles de orden jónico.
En la fachada principal podemos apreciar la portada y la torre campanario, torre de dos cuerpos, en el primero y cercano al zócalo se abre un vano enrejado y en el segundo quedan abiertos, en sus cuatro caras, arcos de medio punto muy estilizados teniendo un balconcillo el que corresponde a la zona de entrada. Corona el campanario un tejado a cuatro aguas con cruz y veleta.
La puerta de entrada queda enmarcada primero por dos pares de pilastras adosadas de orden jónico que sustentan un frontón triangular coronado con cruz y, dentro de él, otro par de pilastras adosadas sobre pedestal, similares a las primeras, pero que sustentan un frontón partido en el que queda inserto un óculo. El conjunto es una clara referencia a las formas arquitectónicas de la antigüedad clásica o incluso del renacimiento.