La verdad es que el molino se encuentra en un paraje insólito, ya que se construyó en el mismo cauce de la rambla, rodeado de grandes pinos y a la sombra de las primeras laderas de Sierra Espuña.
Los caminos que llevaban a esta construcción han desaparecido totalmente, teniendo tan solo la posibilidad de tomar pequeñas veredas hechas por los animales y pastores de la zona para poder acercarse a esta singular edificación.
El molino se encuentra totalmente en ruinas, tan solo quedan en pie las paredes, mientras que esparcidas por el suelo se hallan algunas de las viejas vigas que sustentaban la construcción.
Se trata de una construcción de planta irregular y de reducidas dimensiones para las funciones de vivienda y molino que tenía que desempeñar. La techumbre estaría formada por un tejado a dos aguas y tejas de cañón que se encuentran fragmentadas por el interior de las distintas habitaciones.
Anexas al edificio principal se hallan algunas edificaciones que desempeñarían funciones de servicios, tales como pajares, almacenes o establos.
Tal vez lo más destacado de esta construcción, a parte del paraje en el que se encuentra, sea el buen estado de conservación en el que se encuentra el cubo por donde caía el agua hasta la cárcava y la red de canales que parece que recogían el agua de una cercana fuente, canalizándola y llevándola hasta el molino.