Arquitectura y Obras
Arquitectura del Santuario
Entre las características más relevantes de la ermita destacan: la perfecta fusión del edificio con su entorno, habiéndose utilizado en su construcción los materiales propios de la zona (ladrillo, madera y piedra); la sencillez de recursos decorativos, basado en el lenguaje cromático de blancos y azules enmarcando los vanos y las bases de los pilares; el pavimento exterior de guijarros de diferentes tamaños, haciendo dibujos, al estilo romano; numerosos añadidos posteriores en la zona del ábside para responder a las necesidades de los peregrinos, que generalmente, pernoctaban allí; y la adaptación al clima, que la vemos en la construcción de un porche corrido, situado a los pies y lateral este, que viene a ser otra respuesta a las necesidades de acogida humana, en una latitud de clima adverso. La climatología de la zona también se refleja en la manera primitiva de impermeabilizar la cubierta, a base de una mezcla de barro y ramajes de árboles de la zona, que formaban un bloque compacto y muy duro, y que cumplía la triple misión de ejercer de armadura, de impermeabilizador y de aislante térmico.
La ermita tiene una sola nave, coro alto a los pies, cubierta con una bóveda de cañizo y escayola, que la dividen 5 arcos carpaneles muy rebajados. Ésta seguramente no sería la cubierta original, siendo seguramente de una reforma del siglo XVIII.
El camarín de la Virgen es el elemento más destacable desde el punto de vista decorativo. De planta octogonal, está profusamente decorado con pinturas murales de carácter populista que datan del siglo XVIII.
Las pinturas de la cúpula que cubre el camarín representan a los cuatro evangelistas rodeados de ángeles y querubines y las pechinas están decoradas con motivos florales, mientras que en las paredes están presentes escenas marianas.
Obras más importantes
En el presbiterio se sitúa el camarín de la Virgen, siendo ésta la zona más rica desde el punto de vista decorativo. Su planta es octogonal y sus paramentos están decorados con pintura mural al fresco del siglo XVIII y factura eminentemente popular, donde están presentes escenas bíblicas de carácter mariano y angélico, guarnecidas por motivos florales. La imagen titular, aunque no es la primitiva, goza de gran devoción entre las gentes de todo el Noroeste murciano y comarcas limítrofes de Castilla-La Mancha.