El caserío del poblado se distribuye en un amplio rellano en el primer tercio de la falda norte del cerro denominado "El Maestre". Tiene dos accesos, uno al oeste, a través del barranco que da nombre al yacimiento y el otro por el este, lugar donde están enclavadas la puerta y línea de muralla, muy próxima a la divisoria de aguas.
La puerta de acceso es defendida por dos torres que dominan la vaguada y dos casas- fortín adosadas a ambos lados de la puerta que prolongan al exterior el pasillo de entrada. Una segunda línea de muralla quedaría constituida por los muros de la primera alineación de casas, quedando entre ambas una especie de barbacana.
Este esquema defensivo fue modificado a lo largo del tiempo, reforzándose con pequeñas torretas interiores. El aparejo de la cerca consta de un zócalo de grandes piedras sin tallar colocadas a hueso sobre el que se elevaría, con probabilidad, un alzado de adobe.
Las viviendas se distribuyen en terrazas, sirviendo como muros de aterrazamiento las paredes posteriores de los edificios, con lo cual éstos quedan parcialmente excavados en el terreno. Las calles salvan la pendiente y determinan manzanas rectangulares, conformando una planta general del poblado en damero. Por el momento, no parecen existir plazas ni edificios públicos intramuros.
En cuanto a la vivienda, esta suele ser de planta cuadrangular y distribución compleja. Los paramentos se fabricaban con un zócalo de piedras a hueso y alzado de adobe, sosteniendo techumbres de cañas, ramas y barro. También ha sido posible documentar pocetas y canales rehundidos en el pavimento o delimitados por muretes, que responden a un ingenioso sistema de recogida del agua de lluvia a través de perforaciones en los muros exteriores de las casas.