Un profesor de literatura francesa, desalentado y hastiado por las insulsas y torpes redacciones de sus nuevos alumnos, descubre entusiasmado que, por el contrario, el chico que se sienta al fondo de la clase, muestra en sus trabajos un agudo y sutil sentido de la observación. Este chico, que se siente extrañamente fascinado por la familia de uno de sus compañeros, escribirá, animado por el profesor, una especie de novela sobre esa familia (y también sobre el profesor), en la que es difícil distinguir entre realidad y ficción.

Una obra maestra absoluta, milimetrada y perfecta, que conjuga el misterio, la realidad y la ficción en una inquietante historia que engancha desde el principio por su perfecta narración y los múltiples matices que propone. Los diálogos, magníficos y rotundos, hilan brillantemente  el conjunto, esta historia sobre un profesor de literatura y la fascinación que despierta un inquietante e inteligente alumno. Concha de oro en el último Festival de San Sebastián para este trabajo de Francoise Ozon, uno de los mejores realizadores galos contemporáneos. Un título imprescindible que hay que ver en pantalla grande.