La historia de Bolnuevo, como la de otros pequeños pueblos costeros del litoral murciano, es muy reciente en el tiempo, aunque lugares tan significativos como el Cabezo del Castellar, en el cercano Puerto de Mazarrón, llegaran a ser embarcadero para el transporte de mineral para fenicios, griegos y romanos. Incluso valores patrimoniales de su costa, como la torre de los Caballos, no implican abundancia de datos históricos de la aldea.
Debemos tener en cuenta que las áreas de litoral fueron durante siglos lugares inseguros, durante la edad media y moderna la costa era la zona de desembarco de piratas y berberiscos. Hasta entrado el siglo XVIII la costa murciana se vio obligada a recurrir a pequeñas torres vigía que daban aviso de ataques y protegían a la escasa población que podía residir en la zona.
No es de extrañar por lo tanto que Bolnuevo no fuera un pueblo con densidad demográfica, incluso tras la construcción de la torre y el santuario de 1586 que vio comenzar la leyenda y Milagro de la Virgen y patrona de Mazarrón, la Purísima, que protegió a los habitantes de los piratas argelinos. Torre y santuario debieron ser reconstruidos en 1946 tras su derrumbe y abandono.
Durante el fervor minero mazarronero, a finales del XIX y principios del XX, Bolnuevo no queda dentro de las estadísticas poblacionales más significativas, seguía siendo un pueblecito de pescadores, al igual que las vecinas Cope, Calabardina o Alamillo, dedicadas al antiguo arte de pesca de la almadraba.
La almadraba era ya practicada por los fenicios, y lo siguió siendo por los árabes, arte de pesca en los que son necesarios varios barcos que extienden sus redes y las recogen al tiempo para sacar a flote las capturas, muchas veces de especies grandes como el atún. Y junto al arte de la pesca Bolnuevo, como otras aldeas, mantenía también la tradición de las salazones y exquisiteces como la hueva, especialidades que se preparaban en la misma costa.
Ya a mediados del siglo XX la pesca en la aldea se redujo considerablemente, y a finales de los sesenta Bolnuevo pasaba a ser un pueblo costero abierto a las posibilidades el turismo y residencia vacacional, realidad que hoy día la convierte en una de las áreas litorales murcianas más atractivas gracias a sus numerosas calas.