Tiata ha sido siempre considerada como un área de huerta dentro de las comarcas del Alto Guadalentín donde el paisaje llano y sin relieves que destacar, ha mantenido tierras de cultivo dedicadas, de manera intensiva, a hortalizas y legumbres, además de cítricos como el limón.
Lo arcilloso del terreno, árido y acostumbrado a las riadas provocadas por el desborde del Guadalentín (que etimológicamente deriva del árabe 'río de barro') lo hace, sin embargo, ideal para el cultivo de hortalizas, siempre que se le aporten los necesarios recursos hídricos.
La diputación no tiene relieves importantes pero sí accidentes geográficos como la Rambla de Tiata que encamina las aguas del Guadalentín a los regadíos de las comarcas de huerta colindantes.
Siempre destaca la alameda cercana al Santuario de la Virgen de las Huertas, un paisaje que se escapa a la rutina de cultivos y monte bajo de las inmediaciones de Tiata.
Flora y Fauna
Junto a las áreas de cultivo en las que se pueden observar plantaciones de broculi o alcachofa, conviven escasas especies silvestres, propias de un terreno árido mediterráneo, como los espartales, las esporádicas paleras o las palmeras, además de frutales como la higuera, que crecen sin demasiados cuidados.
El territorio cercano a la rambla enseña flora propia de este tipo de canales naturales, como algunos tarays o adelfas, especies propias de suelos limosos.
La fauna de Tiata es escasa, las roturaciones del terreno y la proximidad del desarrollo de áreas urbanas solo dan cabida a especies casi domésticas. No falta una gran diversidad de pequeños reptiles como lagartijas colilargas o salamanquesas y aves ya habituales en los campos de toda Murcia, como el mirlo o el carbonero cabecinegro.