Cofradías y Hermandades
El fervor por la Semana Santa ha calado hondo en los murcianos desde época inmemorial. Las Cofradías y Hermandades de Semana Santa nacieron durante el primer cuarto del siglo XVI, como consecuencia de los aires de teología, mística y devoción que se respiraban en el contexto peninsular desde el siglo XII. Esta tendencia se centraba especialmente en Jesús hombre y en su cruel Pasión y Muerte.
Las Cofradías y Hermandades de Semana Santa son asociaciones de fieles en las que se unen dos elementos: la contemplación de la Pasión y Muerte de Cristo y la imitación de los dolores de Cristo en su Pasión y Muerte por medio de la penitencia pública.
Estas agrupaciones, marcadas por el sentido religioso y una ley estatutaria donde se prescriben derechos y obligaciones, referentes al fomento y culto de una advocación determinada, están formadas por seglares y, ocasionalmente, por clérigos, marcándose diferencias internas en función de la edad, antigüedad, capacidad de gestión y prestigio social, lo que se plasma en la adquisición de cargos y grados en su seno.
Existen dos tipos de Cofradías:
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Penitenciales: Tienen su origen en los grupos de flagelantes medievales que, en tiempo de Pasión, se organizaban para redimir penas y hacer pública su mortificación, con el fin de dar ejemplo de fe y cristianismo. En la actualidad conforman el grupo de Hermandades más próspero. En la ciudad de Murcia son muy populares las procesiones organizadas por los pasos 'morao' y 'colorao', en Cartagena destacan los 'marrajos' y los 'californios', y en Lorca los pasos 'blanco' y 'azul' producen fenómenos de dualidad en los que la población se decanta por uno u otro.
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Piadosas: Se organizan bajo advocaciones diversas de santos, vírgenes, cristos y conceptos carentes de aspecto personificado, como pueda ser el Santísimo Sacramento con el culto y la fiesta en momentos diversos del año, pero algunas de ellas presentan caracteres originales, preponderando los contenidos asistenciales y litúrgicos.