Luces y sombras en los primeros tiempos del siglo XX
A partir de 1908 comienza el declive de la cuenca minera, que se acentuó a partir de la I Guerra Mundial y la disminución de las exportaciones de minerales. Las minas cerraron, las fábricas se paralizaron y la ciudad se sumió en la crisis. La burguesía de la ciudad pretendía continuar gozando de sus lujos y privilegios, frente al proletariado, que acusaba los males de la época.
Hacia la década de los 20' Cartagena se va recuperando de su crisis. De esta época datan la plaza de España, el paseo de Alfonso XIII, la fase definitiva de relleno del Almarjal y la urbanización del Ensanche. También se construyó la Capitanía, la plaza de San Francisco, las plazas de la Merced y Jaime Bosch, se inauguró el Monumento a los Héroes de Cavite y Santiago de Cuba y se redactaron y tramitaron los proyectos de traída de aguas potables desde el embalse del río Taibilla. En el primer cuarto del siglo XX había abundante trabajo en los astilleros cartageneros, que reportaban dinamismo a la ciudad.
En 1928 el prototipo de submarino de Isaac Peral fue remolcado desde Cádiz a Cartagena y montado sobre un monumento en la explanada de la Base de Submarinos. En 1965 fue donado por la Marina a la ciudad de Cartagena y expuesto sobre otro monumento ajardinado en el paseo del Muelle. A primeros del siglo XXI el submarino Peral obtenía su ubicación definitiva en el paseo del Muelle, entre el mar, la escalera modernista de Victor Beltrí en la Muralla y el nuevo Museo de Arqueología Submarina.
Guerra Civil. Recuperación y expansión
Durante la Guerra Civil (1936-1939) la mayor parte de las actividades en Cartagena giran alrededor de la Marina. Los bombardeos de la ciudad se hicieron habituales y la principal ocupación de su Flota era proteger convoyes de buques con suministros. Cartagena fue uno de los bastiones más importantes del Gobierno republicano y, junto a Alicante, la última ciudad en caer en manos del general Franco.
A partir del final de la Guerra Civil, Cartagena se afana en la reconstrucción de la ciudad, muy afectada por los 117 bombardeos a que había sido sometida durante el período bélico. El desescombro sirvió para rellenar el Almarjal, contribuyendo con ello a su desecación definitiva y a la elevación de su piso con la orientación a un futuro Ensanche de la ciudad. Durante los años de post-guerra la mala alimentación y la contaminación provocó la propagación de varias epidemias y en octubre de 1942 Cartagena se vio afectada por una inundación, debido al desbordamiento de la rambla de Benipila.
En la década de los años 50' experimentó un aumento de sus actividades agrícolas, mineras, industriales y navales, con el gran desarrollo del complejo petroquímico e industrial de Escombreras, que condujo a una inmigración de mano de obra y de elementos técnicos y fabriles, que tuvieron como consecuencia un mayor bienestar de la población y una expansión urbana por la zona del Almarjal. Surgieron nuevas barriadas como Los Mateos, Lo Campano, Media Lengua y Vista Alegre, y se logró un abastecimiento hídrico regular y abundante con la canalización de las aguas del Taibilla. El turismo también vendrá a contribuir al crecimiento, especialmente centralizado en La Manga, que se configura como un área turística integral. La Ley de Costas y Zonas de Interés Turístico Nacional de 1963 permitió la erección de una larga cadena de urbanizaciones. Este desarrollo industrial y turístico posibilitó una estabilidad demográfica, crecimiento urbano y mayor disponibilidad de recursos.
De la instauración de la democracia hasta la actualidad
En 1982 se aprueba el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, por el que el municipio de Cartagena quedaba incluido en la Región de Murcia. En las últimas décadas y con el afianzamiento de la democracia, Cartagena ha luchado con entusiasmo por no olvidar su Historia, por conservar y divulgar su rico pasado, del que conserva testimonios en numerosos enclaves del casco antiguo. Las Fiestas de Carthagineses y Romanos contribuyen de forma excepcional a materializar un retazo de la Historia de Cartagena y a difundir entre los ciudadanos el interés por la arqueología. Cartagena mira con optimismo al futuro, apostando por la cultura, convirtiendo su Historia en su mayor atractivo y presentando su patrimonio histórico, artístico y arqueológico.