Pedro Camacho Felizes de Alisén, Lorca, 22 de junio de 1644 - Lorca, 29 de abril de1716
El lorquino Pedro Camacho Felizes de Alisén está considerado como la última gran figura de la pintura barroca murciana.
En la poderosa y boyante ciudad de Lorca de finales del siglo XVII y primeros del XVIII, Camacho Felizes supo hacerse, según su talento, con una serie de encargos de grandes personajes del panorama social.
Entre sus amigos o mecenas más conocidos en la ciudad estuvo don Juan de Guevara García de Alcaraz. En su nuevo palacio, la Casa de las Columnas o Guevara, quería don Juan colgar una serie de obras del importante pintor lorquino. Aún hoy una estancia de esta casa solariega lleva el nombre de Salón de los Camachos, y en ella se guardan algunas de las principales obras del pintor.
Tras el cambio de siglo la pintura de Camacho Felizes sufrió una gran evolución que sorprende a los estudiosos de su arte. Sus últimas obras revelan que en pocos años Pedro Camacho Felizes pasó de ser un pintor lorquino a un artista universal.
Infancia y juventud
Pedro Camacho Felizes de Alisén nació en Lorca el 22 de junio de 1644 según datos aportados por su partida de bautismo, hallada en la iglesia de San Cristóbal de Lorca. Sus padres fueron Juan Camacho y Catalina García Ramos, y sus hermanos Damiana, Luisa, Beatriz, Alonso y Juan.
Parece que los hermanos y cuñados de Pedro Camacho se dedicaban a trabajar la tierra. Al morir sus padres fueron enterrados, muy posiblemente, en San Patricio.
Inicios en la pintura
Camacho Felizes pudo ser instruido en su inicio en el mundo de la pintura por un artista cercano a la familia pero forastero de Lorca.
En la ciudad, a mediados del siglo XVII, existían dos pintores reconocidos: Juan Antonio Filibertos y Antonio Rojo. Con cualquiera de los dos pudo aprender Pedro Camacho, ya que los dos tenían probablemente lazos de amistad con la familia Camacho. El primero, Filibertos, estaba emparentado con la casa de Guevara por casamiento, y firmaba como testigo para un sobrino de Juan Camacho. El segundo, Rojo, vivía en el barrio de San Cristóbal, en el que también residía la familia Camacho.
Pero la pintura de Camacho Felizes mantiene unas características peculiares, no responde con fidelidad a ninguno de estos dos artistas anteriores. Esto asegura un aprendizaje algo autodidacta, que muestra en numerosas influencias a lo largo de toda su obra.
Parece ser que concluyó su formación en la ciudad de Murcia hacia los años 70 del XVII, en los que también trabajaba como tasador de cuadros. Sólo queda una muestra de la obra de Camacho en esta época de su vida, el cuadro de 'La porciúncula', conservado en el convento de Verónicas de Murcia.
Regreso a Lorca
En el año 1678 fijó su residencia en Lorca y pidió al Concejo que se le reconociera como hidalgo. Un año más tarde contrajo matrimonio con su prima Dña. María de Torres Maldonado, viuda del platero Gaspar López. Tomó como su hogar una casa que pertenecía a su suegra, Dña. Águeda de Maldonado y Torres, situada en la calle Cava. Con este matrimonio, Pedro Camacho se adentraba mucho más en el círculo de influencia y poder social de la ciudad. A partir de ese momento, además, contaría con una buena situación económica.
En 1684 ya poseía 1.800 ducados, una distinción social y en unos cuantos años adquiriría bastantes bienes materiales, e incluso un enterramiento en San Patricio.
A finales de esta centuria contaba Pedro Camacho con amigos influyentes que lo apoyaban en pleitos y le encargaban la realización de cuadros para sus palacios. Uno de los más poderosos fue Juan de Guevara García de Alcaraz. Por aquellos momentos Juan de Guevara estaba concluyendo la construcción de su palacio, la Casa de las Columnas de Lorca, y encargó a Camacho numerosas obras para decorar algunas de sus estancias.
También en la última década del siglo XVII estuvo inmerso Camacho en una serie de pleitos sobre la almazara de un molino de su propiedad.
Vida artística y laboral
Sus primeras obras conocidas en la ciudad de Lorca están firmadas junto a Mateos. Se trata de una firma de contratos con la iglesia de San Mateo y el convento de la Madre de Dios.
A finales de los años 90 se conocía a Camacho como dorador y pintor, pero en 1698 se le relaciona, junto con Joseph Mateos Ferrer, con la arquitectura, sobre todo con el mundo de las perspectivas y el trazado de plantas y alzados.
En estos últimos años de la centuria se encargaría Camacho de importantes asuntos personales. Un ejemplo de ello es su actuación como albacea testamentario de sus hermanos Alonso y Luisa, fallecidos por estas fechas.
A principios del nuevo siglo XVIII realizó numerosas obras para el convento de los padres Mercedarios de Lorca. En este caso se trataba de la decoración de uno de los dos claustros, y del Camarín de la Soledad.
Estas obras, unidas a las desaparecidas de la Colegial, formarían parte de lo que se conoce como el 'segundo estilo' de Camacho Felizes.
Cambio de siglo, cambio de monarquía
A primeros del 1700 la calidad y proliferación de artistas en Lorca hace que realicen trabajos para ciudades cercanas. Camacho Felices pinta en este período lienzos para Orihuela o Mula.
El pintor lorquino estuvo viviendo en Orihuela una temporada en la que realizaría grandes lienzos para el presbiterio de Santo Domingo, y algunos encargos menores.
Tras el cambio de dinastía en la monarquía española, de los Austrias a los Borbones, Camacho Felices vuelve a Lorca, y se encarga de pintar los 'escudos y Reyes de harmas y porteros' de los nuevos reyes.
Durante los últimos años de su vida, su trabajo como tasador y sus luchas por el patrimonio familiar y personal consumieron casi todo su tiempo.
En 1716 murió en Lorca Don Pedro Camacho Felizes de Alisén, y con él la última figura de la pintura barroca murciana.