Roma et Carthago
Cada mes de septiembre se reviven en Cartagena los hechos que, en el siglo III a.C., marcaron los designios de esta ciudad. Los miembros de las tropas y legiones rescatan sus trajes cuidadosamente elaborados, las calles se visten con vestigios de la antigua Qart Hadast y de la vieja Carthago Nova, los motivos e insignias de las civilizaciones antiguas ensalzan estos días. Los cartageneros ponen la mirada en un pasado en el que su ciudad se convirtió en un testigo esencial de las disputas que enfrentaron a los viejos héroes romanos y cartagineses.
La situación geoestratégica de este territorio había dotado a aquel lugar de unas condiciones idóneas para el establecimiento de distintas culturas a lo largo de toda su existencia. Su clima, su paisaje y su posición marítima no pasaron desapercibidos para Carthago, hambrienta desde su derrota en la Primera Guerra Púnica de nuevos territorios donde poder asentar y establecer su poder.
El momento señalado es el año 227 a.C., en el que el ejército cartaginés, al mando de Asdrúbal, llega hasta Mastia y, tras una conquista pacífica, funda la ciudad dándole el nombre de su patria africana, Qart-Hadast. Éste es uno de los principales hechos rescatados en los populares festejos de Cartagena.
La trascendencia histórica que tiene este acontecimiento reside en el hecho de ser esta fundación la que convirtió a la ciudad en la principal base de operaciones del ejército carthaginés en todo el Mediterráneo. La ciudad asiste entonces a un notable engrandecimiento con la construcción de palacios, templos y la muralla que rodeó a todo el emporio.
Otro de los hechos que se forjaron en este lugar, y que marcan la relevancia del momento histórico que se revive, es la salida de Aníbal, sucesor de Asdrúbal, a Roma, persiguiendo el viejo sueño de vencer a sus enemigos romanos en su propio territorio.
La toma de Sagunto en el 219 a.C. por parte del ejército cartaginés desata la que pasará a la historia como la Segunda Guerra Púnica. En Qart-Hadast se produjo un gran movimiento de tropas y soldados que se prepararon en la ciudad para marchar hasta Italia a combatir contra los poderosos romanos. En su puerto se congregarán luchadores de todas partes del imperio de Cartago, quienes partirán después bajo las órdenes de Amilkal Barca. Mientras la campaña en suelo italiano prosigue, nuevas legiones de combatientes romanos llegan hasta la Península Ibérica dispuestas a recuperar aquellos territorios ocupados por sus enemigos.
Aparece en escena otra de las figuras que se convirtieron en míticas para la historia de la ciudad portuaria: Publio Cornelio Escipión, 'El Africano'. El estratega romano llega a las tierras peninsulares con el objetivo de atacar a sus contrincantes allí donde más les afectaría, en Qart-Hadast. La estrategia combinada dispuesta por 'El Africano' contemplaba el ataque de varias legiones de soldados romanos que llegarían hasta la ciudad al mismo tiempo que una escuadra naval bajo el mando de Cayo Lelio. El desembarco romano junto al ataque paralelo por tierra de los ejércitos del General romano supone otro de los acontecimientos rememorados en las fiestas de la localidad.
Reviviendo la historia: la creación de las fiestas
Año tras año estos avatares de la historia vuelven a ser rescritos en el mismo escenario en el que en otro tiempo sucedieron. Asdrúbal vuelve a fundar esta ciudad, el Senado Romano declara cada septiembre la guerra a Carthago, se celebran las magníficas bodas de Aníbal e Himilce, se le pide a la diosa Tanit un oráculo favorable, se asisten a espectaculares juegos en el Circo Romano y se recrea la batalla que ambos pueblos protagonizaron muchos siglo atrás.
Este reconocimiento y recreación de la antigüedad cartagenera nace de la idea de un grupo de trabajadores del Centro de Iniciativas y Turismo, que propusieron en el año 1989 la necesidad de dotar a la ciudad de unas fiestas populares de las que hacía ya mucho tiempo carecía.
La Concejalía de Cultura estaba inmersa en ese momento en un proyecto de recuperación y difusión de los importantes vestigios arqueológicos que señalaban los siglos de historia de la ciudad.
Estas dos circunstancias hicieron pensar en crear unas fiestas para Cartagena, y conseguir a través de ellas dar a conocer el patrimonio histórico y apoyar a su recuperación.
Se convocan entonces unas Jornadas de Fiestas Populares para Cartagena en las que participaron colectivos y particulares atraídos por el asunto. En estas sesiones se rescata una proposición que años atrás ya había sido dirigida, la de llamar a estas futuras fiestas Cartagineses y Romanos.
La elección de este período histórico no fue casual, sino que se hicieron las consideraciones oportunas para ver cuáles eran los hechos más dignos y trascendentes para ser recuperados del pasado. Se observó que fue precisamente en esa época de carthagineses y romanos cuando la ciudad se convierte en uno de los principales focos culturales y económicos, elevándose con notoriedad en ese tiempo el desarrollo y relevancia de la zona.
La aceptación de la proposición fue mayoritaria, eligiéndose el mes de Septiembre como el más adecuado para la celebración de unas fiestas históricas que harían historia.
Durante meses un equipo de historiadores y expertos investigaron de manera minuciosa los rastros del pasado cartaginés y romano de su ciudad para planificar el tipo de festejos y actos históricos que podrían desarrollarse. Era el momento de que la historia saliera de los textos antiguos para abrirse paso entre las calles de la ciudad. Se adoptaron como símbolos monedas entrelazadas y se acordó que todos los grupos participantes habrían de adoptar nombres relacionados con la historia que representaban.
En septiembre de 1990 tienen lugar las I Fiestas de Cartagineses y Romanos. La inmejorable aceptación con la que todo el pueblo cartagenero recibió estas fiestas supuso el despegue de unos festejos que cada año crecen con el esfuerzo y el trabajo de los ciudadanos.
Proyección y relevancia de las Fiestas
El afianzamiento y la magnitud que estas fiestas han ido adquiriendo contrasta sin embargo con la juventud de las mismas. En tan sólo quince años se ha conseguido hacer de ellas uno de los eventos más importantes para los cartageneros, movilizando a una ciudad entera que acoge de manera inigualable estos festejos hasta el punto de quedar inmersos dentro de la tradición popular de la localidad.
Este fenómeno social encontró en la propia sociedad y en los medios de difusión el impulso necesario para ser considerado de Interés Turístico Nacional en el año 1999.
Todo este reconocimiento es fruto del trabajo y esfuerzo realizado tanto por los grupos festeros, que recoge la Federación de Tropas y Legiones, como por las autoridades locales y regionales, cuyo impulso ha hecho que las fiestas de Carthagineses y Romanos se consoliden e incrementen en el ámbito regional, nacional e internacional.
El intenso trabajo promocional ha sido una de las mayores preocupaciones de los organizadores de estas fiestas. Para conseguirlo se creó un gran proyecto que abría las puertas de la ciudad a otras comunidades y estrechaba lazos con distintos países. En su apoyo, se vienen celebrando numerosas actividades y eventos que sirven de escaparate a las fiestas.