La llegada de la Virgen en el siglo XVIII
La historia de las Fiestas en honor a la Virgen de las Maravillas de Cehegín se remonta al mismo momento en el que la imagen llegó a la villa hace más de 275 años.
Cehegín ya disponía de patrón, San Zenón. El culto a este Santo lo llevaron a la villa posiblemente los Templarios desde Tierra Santa en la Edad Media. Pero la insistencia de los padres franciscanos del Convento de San Esteban hizo posible el acontecimiento de la llegada de la imagen de la Virgen a Cehegín en 1725.
En especial se recuerda la labor del Padre Francisco Moreno, que en 1723 logró que un capitán de navío mercante, Pedro Peretti, le encargara en Nápoles al escultor Nicola Fumo, la imagen de una Virgen con el Niño en sus brazos, llevándola una vez acabada el mismo marino a la localidad.
Cuando la Virgen llegó el 25 de julio del año 1725 se aprovecharon los días de fiesta en honor a San Zenón para que también lo fueran en honor de la Virgen. De esta forma quedaron instaurados el día 9 de septiembre el de Zenón, y el 10 el de la Virgen. El nombre con el que se iba a invocar a esta imagen fue el de "Maravillas", aunque no estuviera acuñado en el santoral.
El culto a la Virgen se impuso rápidamente y desbancó a la Virgen de la Peña. No tardó en convertirse en co-patrona de la ciudad junto a San Zenón.
Rápidamente se nombraron mayordomos para recaudar fondos para las Fiestas de la Virgen. El Concejo ya destinaba partidas cuantiosas para su festividad a mediados del siglo XVIII.
Al mismo llegar caló en los corazones de los cehegineros, y el pueblo se volcó con ella. Poco tiempo después muchas niñas ya llevaban su nombre, y en 1734 se dota a la Virgen y el Niño con coronas de plata.
Consolidación y devoción de la imagen en el siglo XIX
El culto a la Virgen de las Maravillas siguió aumentando a pasos agigantados, hasta que a finales del siglo XIX comienzan a figurar las Fiestas de la Virgen como las únicas en el calendario, olvidándose las de San Zenón.
Por aquellos años las Fiestas en honor de la Virgen de las Maravillas tenían una duración variable, pudiendo oscilar entre los tres o seis días. Pero el programa parecía inamovible, apareciendo ya muchos de los actos de los que se compone actualmente. Entre ellos los actos religiosos, serenatas de bandas de música, corridas de toros y fuegos artificiales. Sin embargo, lamentablemente, otros se han ido perdiendo con el tiempo.
Los actos religiosos eran los más importantes y marcaban el comienzo y el fin de las fiestas con los traslados de la Virgen. En estas procesiones los vecinos, además de ir tras la imagen, preparaban los descansos o altares callejeros.
En los festejos civiles había pólvora, música de la banda y concursos de cucañas.
Fue durante este sigo XIX cuando se unió a las Fiestas en honor a la patrona la Feria de ganado y artesanía, con al fin de estimular la economía local. Esta Feria desaparecería a fines de la centuria para ser recuperada en 1900, cuando las condiciones económicas lo permitieron. Ese mismo año llegó la luz eléctrica a la Feria y Fiestas de Cehegín, brindándole mayor espectacularidad y alegría.
Los actos del siglo XX
El culto y la devoción a la Virgen de las Maravillas llegaron a su máxima expresión cuando en 1927 fue nombrada patrona oficial de la localidad.
En este contexto se celebraron los actos de conmemoración en las Fiestas patronales por el 200, 225 y 250 aniversario de su llegada Cehegín.
En la actualidad, y tras el 275 aniversario de la llegada de la Virgen de las Maravillas, esta es una festividad muy sentida y vivida por los cehegineros que cada año se esmeran más en su celebración.