Lavandera Blanca. Adulto en invierno.
Lavandera Blanca. Adulto en invierno.
Vicente HERNANDEZ GIL

Descripción

     En este pájaro dominan los colores grises, negros y blancos, variando la proporción entre éstos según la edad, el sexo, la raza y la época del año. Destaca en su figura la larga e inhiesta cola que balancea al caminar o agita nerviosamente de arriba abajo cuando está excitada.

Costumbres y alimentación

     La Lavandera Blanca es un pájaro muy popular, cuyas costumbres no han pasado desapercibidas a las gentes, que la llaman con diferentes nombres. Es confiada en el trato con la gente, anidando en repisas y oquedades de construcciones humanas. El nido es como una gruesa plataforma en rampa con una oquedad forrada de plumas y pelos. Camina buscando su alimento, que consiste principalmente en pequeños insectos, que pinza con su fino pico, así como gusanos y caracoles.

     Son habituales los dormideros comunales en invierno, donde se reúnen en torno a uno o más árboles de algún jardín de la ciudad o en cañaverales.

Hábitat y distribución

     Se le llama lavandera porque siempre está cerca del agua, sea una charca, riachuelo, río, embalse, salinas, en prados, zonas abiertas de cultivos, cañaverales, etc. Las zonas arboladas sólo las utiliza de dormidero.

     Se distribuye por toda Europa, hasta Asia. Ocupa toda la Península Ibérica, y en Murcia podemos observarla en todo su territorio, desde la costa hasta el interior, y en cualquier época del año, pues se reproduce cada vez en mayor numero en nuestras latitudes.

Protección y conservación

     La Lavandera Blanca no se encuentra en peligro. Sus poblaciones reproductoras, en muchos casos asociadas a construcciones humanas de pueblos y ciudades, no corren peligro, salvo los derivados del uso de productos químicos, como herbicidas e insecticidas, y la contaminación.

Curiosidades

     También se conoce como Pajarita de las Nieves porque aparece en mayor número durante el invierno, por lo que siempre se ha tomado como anunciadora del frío. Si te fijas bien, a gran número de ejemplares les faltan varios o todos los dedos de sus manos. Su costumbre de ir siempre caminando hace que se le enreden hilos y fibras que van necrosándolos, y acaba perdiéndolos definitivamente.

Vicente Hernández Gil