El cuándo y el cómo de la tradición oral
Antiguamente, entre la masa popular era generalizado el analfabetismo. No se sabía leer ni escribir y la transmisión oral constituía un medio importante e imprescindible para el conocimiento de las gentes. Este hecho es determinante para intentar explicar la intención original de esta tradición, de la que existen numerosas muestras en la Región de Murcia.
Las formas en las que se recoge toda la tradición oral de un lugar son de muy diversa naturaleza, así como también la temática que abordan diferirá de unos a otros. Ésta se presenta en forma de coplas, que tocan el género de malagueñas, jotas, seguidillas, y todas las variedades de estas; nanas o canciones de cuna; cantos relativos a faenas de labor (cantos de trilla, de labor, de hoja de la seda), adivinanzas, refranes y dichos, romances, cuentos, oraciones, villancicos, expresiones de todo tipo, juegos infantiles, retahílas, trabalenguas, burlas...etc. Todas estas manifestaciones culturales forman parte de la tradición oral popular.
La mayoría de estas composiciones son anónimas, no tienen otro dueño que no sea el conjunto de una comunidad, y los temas que tocan van en relación directa con las costumbres y maneras de cada lugar.
En ocasiones estos elementos son propios de una zona concreta, nacen y perduran en él, pero otras veces son importados de otros lugares, por lo que no es de extrañar la similitud a la hora de comparar algunas de las formas que integran la tradición oral entre unos sitios y otros.
El estudio y recopilación de estas fuentes históricas y socioculturales permiten recoger en la actualidad parte de este legado, bajo fórmulas escritas que aseguran su pervivencia. No obstante, hoy día se continúa transmitiendo oralmente muchos de estos recursos, pues es así como se han aprendido y es hablando como se suelen dar a conocer de manera espontánea.
Manifestaciones populares con gran interés
Al observar la dinámica, las letras y el trasfondo de algunos de estos recursos, se puede advertir el contexto histórico de una época concreta, los marcos geográficos a los que se alude, los usos y costumbres sociales, o la literatura y la cultura de un tiempo pasado. Debido a ello, la tradición oral constituye una valiosa fuente de estudio para historiadores, geógrafos, sociólogos o etnólogos. En las letras de las canciones y las líneas de refranes y adivinanzas, pueden vislumbrarse grandes acontecimientos y sucesos, guerras, o estereotipos sobre lugares y personas.
Una de las peculiaridades más interesantes de la cultura oral reside en el hecho de que bajo sus diversas formas pueden compararse distintas interpretaciones sobre un mismo hecho, contrastándose por ejemplo con otras fuentes de documentación escrita. Se pueden percibir distintos sentimientos y las diversas formas de vivir realidades determinadas.
Sin embargo, más allá del interés histórico y cultural que pueda despertar esta cultura transmitida oralmente, se debe destacar el gusto por escuchar y participar de ella.
Características propias de la cultura oral
Si hubiera que resaltar los detalles principales que se encierran bajo esta tradición popular, destacaría su carácter integrador. La tradición oral no pertenece a nadie concreto, sino que forma parte del conjunto de la sociedad. Tiene casi siempre la intención de reunir y rememorar determinados hechos, con el propósito de hacer a todos partícipes de ellos.
No exige derechos de autor, pues es inventada y creada en conjunto, admitiendo las aportaciones de todo el que quiera hacerlo. Todos tenemos nuestras propias variantes y reelaboraciones de dichos o refranes, válidos en cuanto tengan cierta permanencia en el tiempo.
Pero quizá la importancia de esta cultura popular radique, sobre todo, en el hecho de que se trata de muestras de la identidad de un pueblo. Da a conocer hábitos y costumbres que marcan y señalan la personalidad de un lugar, frases derivadas de vivencias y experiencias en las que las gentes se reconocen a sí mismas o a aspectos que les conciernen ahora o en algún momento de su historia.