La geomorfología más relevante de la Rambla de Librilla corresponde a procesos de erosión hídrica, pudiéndose observar diversos tipos de geoformas asociadas a este fenómeno, algunos con ejemplos únicos en la Región de Murcia: grandes abarrancamientos, fenómenos de galerías, de piping, chimeneas de hadas, etc. Existen tres zonas destacadas para ver este modelado del relieve:
La primera corresponde al curso bajo de la Rambla, entre el transvase Tajo-Segura y en los alrededores de la presa de contención; en su margen izquierda se observa una profunda erosión de las lutitas rojas continentales, que ha afectado a una antigua conducción de agua y que ha dado lugar a una espectacular chimenea de hadas, coronada por un paquete conglomerático que recuerda a un cuerno de rinoceronte. En este lugar también se observa la total colmatación por sedimentos de la presa realizada recientemente para mitigar los brutales procesos erosivos de la zona.
Pero de todas las singularidades geomorfológicas de la Rambla de Librilla, sin duda las más espectaculares se ven paseando por el cauce del Barranco del Infierno, igualmente atravesado por varios diques totalmente colmatados. Desde la desembocadura con la Rambla de Librilla, el barranco se va encajando sobre las margas y margocalizas marinas hasta llegar a su tramo medio, donde aparecen espectaculares paredes verticales de cerca de cincuenta metros de altura que la erosión hídrica, aprovechando la existencia de grandes diaclasas, ha seccionado originando espectaculares galerías verticales asociadas a fenómenos de tubificación, piping. El lugar presenta una morfología semejante a una gran muralla en ruinas con numerosas almenas, de entre las que destaca una chimenea de hadas, totalmente columnar, de más de diez metros de altura, con unos dos metros de diámetro en su base y pocos decímetros en el techo.
Continuando aguas arriba, el Barranco del Infierno corta a los yesos messinienses creando un estrecho desfiladero, que a veces posee menos de dos metros de anchura y casi una decena altura, con paredes que prácticamente se unen en la parte superior del mismo. La orientación del barranco y el relieve tan encajado y profundo, originan, en algunos sectores, variaciones de temperatura que dan una sensación térmica anormalmente elevada; quizás este fenómeno haya dado lugar al nombre tan particular de este barranco, o quizás el pináculo de su entrada que recuerda a una calavera. Estructuras similares pero menos espectaculares se pueden ver en el Barranco de Las Saladillas.
Más arriba la cuenca hidrográfica de la Rambla de Librilla se amplía formando en su margen derecho gran extensión de profundas cárcavas que forman un laberíntico paisaje que embelesa al visitante. Tierras de colores blancos, terminan hacia el oeste con el azul intenso del embalse del Algeciras, un verdadero espectáculo de la naturaleza. Y sin embargo, muchos denominan a estos paisajes en bad lands, que se traduce como tierras malas, por su poca fertilidad. En su margen izquierdo, las paredes se hacen verticales, con formas caprichosas, y en ocasiones seccionadas por algunas cárcavas cuyas cabeceras están formadas por laderas verticales y redondeadas por procesos de sofusión, que han generado inmejorables ejemplos de piping. Aquí las terrazas y piedemontes coronan estos relieves, evocando momentos en los que el cauce de la Rambla de Librilla iba a decenas de metros por encima del actual.
Otro dique en el cauce de la rambla nos indica el final del paseo. A partir de aquí la exuberante vegetación nos impide continuar. Aguas arriba la rambla corta de nuevo a los yesos y se une con el Barranco del Pantano, entre ambos cauces está Fuente Librilla. Desde esta pedanía es fácil acercarse al barranco que también es interesante pues permite ver una importante secuencia de intercalaciones de margas y areniscas marinas que cubren toda la meseta, la subcuenca de Barqueros. El barranco se difumina cerca de unos cerros, antiguos edificios coralinos.
Otros contenidos geológicos
Si estamos atentos el cauce y las laderas de la Rambla de Librilla están plagados de detalles geológicos, de interés didáctico. Algunos son:
En el curso bajo de la Rambla de Librilla existen charcas donde se estancan las aguas que han lavado las sales marinas de las margas y yesos. Estas charcas, con sus colores ocres, nos sirven para imaginarnos el inhóspito paisaje de este rincón murciano cuando el mar Mediterráneo era una gran llanura salina Mediterráneo hace unos 6 millones de años. También son libros abiertos para explicar procesos biológicos, químicos y mineralógicos y de estos ambientes extremófilos. Es común, en épocas de estiaje, la precipitación de halita y yeso recubriendo cantos y restos vegetales que da lugar, en algunos casos, a estéticas asociaciones de cristales, sobre todo en la parte inferior del objeto recubierto. En la misma presa, existen pequeñas surgencias salinas que precipitan estalactitas de yeso.
Aguas arriba de la presa aparecen algunos planos de fallas afectando a areniscas amarillas marinas y aguas abajo, a unos doscientos metros de ésta, en la margen derecha, aparece un pequeño pliegue que afecta a las lutitas continentales rojas. Desde este punto de vista, en los barrancos del Infierno y de las Saladillas es de destacar los diversos pliegues que afectan a los yesos, algunos de ellos angulares y de considerable tamaño. Pero hay que fijarse en el buzamiento de los estratos, a lo largo de todo el cauce van cambiando y nos permitirá adivinar que toda la zona está afectada por importantes plegamientos.
También en algunos puntos del cauce aparecen pequeños bloques arrastrados de corales y grandes bloques de travertinos que presentan tubificaciones de más de diez centímetros de diámetro originadas a partir de restos vegetales. Estas rocas, que a veces están desprendidas, tienen una génesis más reciente asociada a surgencias de aguas carbonatadas existentes en el contacto de los conglomerados y areniscas, permeables, con las lutitas y/o margas, impermeables.
Las condiciones climáticas y la litología principalmente margosa hacen que los suelos de Gebas estén poco evolucionados, con un perfil muy sencillo de tipo A-C, siendo el horizonte A ócrico, que según la clasificación de FAO son Regosoles calcáricos. La presencia de un contenido apreciable de cloruros y sulfatos en las margas marinas origina la salinización natural de los suelos situados topográficamente más bajos dando lugar Fluvisoles sálicos y Solonchaks. También abundan los Calcisoles pétricos que presentan una costra caliza u horizonte petrocálcico y que aparecen en los depósitos de glacis que cubren las margas. En ocasiones, dicho horizonte cálcico no está cementado tratándose entonces de Calcisoles háplicos. En los afloramientos de areniscas y yesos se forman Leptosoles líticos y eútricos y gigsisoles respectivamente