Las costas murcianas quedan enmarcadas al Sur por las aguas del Mar de Alborán y al Norte por las del Mar Balear, ambos encuadrados en la mitad occidental del Mediterráneo. La corriente submarina mediterránea fluye desde el Estrecho de Gibraltar proveniente del Atlántico hacia el otro extremo de la cuenca pasando por las costas del Norte de África y retornando hacia las costas francesas y del norte levantino español desde Turquía, Grecia e Italia en dirección nuevamente hacia el Estrecho.
Los vientos dominantes en la zona son de de Lebeche (del Suroeste) en primavera y otoño y de Levante (Este a Oeste) durante los meses estivales (períodos de navegación en la antigüedad), los cuales provocan corrientes en superficie bastante acusadas en esta dirección, hecho que unido a la topografía costera de zonas acantiladas (extremo oriental de la Cordillera Bética –salpicada también de llanuras costeras y amplias playas de arena–) conforman un factor determinante de riesgo de naufragio a lo largo de los 250 kilómetros de costa (contando los perímetros de todas sus islas e islotes).
Las rutas comerciales y de navegación en la antigüedad y hasta época moderna están condicionados por las corrientes y vientos naturales que permitan el uso de la vela, lo que hace que desde un principio nuestras costas sean visitadas por Griegos (desde la zona de Marsella) y Fenicios (desde la zona de Cádiz o desde la propia metrópoli) ya a partir del s. VII a.C. y sobre un sustrato indígena Ibérico.
Más tarde acudirán los Carthagineses (desde la actual Túnez) estableciendo su capital en Qvart-Hadast (Cartagena), conquistada en 209 a.C. por la República Romana, que se establecerá permanentemente durante siglos a lo largo de los territorios de la actual Región de Murcia. Destacando la importancia de la ciudad cartagenera como gran puerto comercial y de redistribución, capital provincial imperial a partir del s. III d.C.
Durante el s. VI d.C., nuestras costas serán protagonistas de la incursión del Imperio Bizantino que nuevamente utiliza la ciudad de Cartagena como capital de su Imperio desde Oriente, un intento de reinstaurar el orden y gobierno del extinto Imperio Romano de Occidente, derrumbado un siglo antes, además de por otros factores, por el desplazamiento de los pueblos indoeuropeos del Norte y Centro de Europa, los Visigodos en nuestra Región.
Una nueva invasión, la de los Musulmanes por el Norte de África a comienzos del s. VIII d.C. y hasta el s. XIII (en Murcia Región), conducirá nuestra historia hasta la Reconquista de los territorios por parte de los Reinos Cristianos de Castilla y Aragón, génesis del Imperio Español, en un principio dirigido por la dinastía imperial de los Austrias, con su presencia en toda Europa y la Conquista y Colonización Americanas y del Pacífico. Los Borbones darán continuidad al mismo y la ciudad de Cartagena retomará su importancia como puerto militar y comercial en el nuevo Estado Moderno hasta nuestros días.
Sirva esta breve reseña histórica como una pronta definición de los pecios y yacimientos subacuáticos que nos vamos a encontrar en nuestros fondos marinos y las diferentes culturas a las que los vamos a poder adscribir.
Afectando su presencia a los actuales municipios costeros murcianos de San Pedro del Pinatar, San Javier, Cartagena, Mazarrón y Águilas (Provincia Marítima de Cartagena), en distinta medida y por distintos motivos que reflejamos en el siguiente estudio sobre más de sesenta pecios hallados hasta la fecha en nuestras aguas, (lista en continuo proceso de revisión y crecimiento y de la que por razones de seguridad y preservación no daremos datos sobre posicionamientos exactos y coordenados).
El Museo Nacional de Arqueología Subacuática, MNAS ARQVA y la Consejería de Cultura de la Región de Murcia dedican sus esfuerzos en la actualidad a su revisión y actualización para el desarrollo de la Carta Arqueológica Subacuática de la Región de Murcia.
José Rodríguez Iborra