En el año 1906, España estaba sumida en una grave crisis política, económica y social, tras la pérdida de sus últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) en la Guerra de 1898 contra Estados Unidos. España vivía los inicios del reinado de Alfonso XIII durante el régimen de la Restauración, basado en el turno de partidos (Conservador y Liberal).
La agricultura constituía aún la base de la economía española. La nobleza latifundista y la burguesía terrateniente concentraban en sus manos un gran porcentaje de la tierra. La mayoría del campesinado no tenía acceso a la tierra y trabajaban como jornaleros o arrendatarios en las propiedades de terceros. La miseria estaba generalizada entre las clases populares de España y otros países del entorno mediterráneo, como Italia. Millones de personas buscaban en los viajes transoceánicos a América su gran oportunidad para escapar de la pobreza.
"La emigración es un sueño, un delirio, una fiebre que la medicina puede estudiar. Sus síntomas son ver en sueños un país dotado por el sol, rico en una vegetación virgen y enmarañada, donde se cuenta por miles de duros y se gana una fortuna en el tiempo en que aquí se gana, cuando se gana, una peseta. La patria aparece a sus ojos como la amante desdeñada", señalaba el diario 'El Imparcial' en 1881.
Los viajes marítimos estaban marcados a veces por la tragedia. En la costa del Cabo de Palos se hundieron el vapor North America en 1883 y el carguero Minerva en 1899 junto al Bajo de Fuera. Ambos buques medían más de 100 metros de eslora. Los restos de estos barcos se encuentran entre 30 y 50 metros de profundidad cerca del islote de la Hormiga. La existencia de bajos submarinos de gran profundidad convertían en peligrosa la travesía de las grandes embarcaciones.
En 1906, el vapor Sirio (protagonista de la Historia) naufragaría en Cabo de Palos (Cartagena, Murcia), con un saldo de centenares de víctimas mortales, cuando cubría la ruta transoceánica entre Italia y Argentina. Años más tarde, el transatlántico más grande del mundo, el Titanic, se hundía a causa de un iceberg durante su viaje inaugural entre Southampton (Inglaterra) y Nueva York (Estados Unidos) con más de 2.000 pasajeros a bordo.
Texto: Antonio Gómez-Guillamón Buendía