Descripción
Su brillante y profuso colorido hizo en tiempos que se le persiguiera, al igual que las carracas, para taxidermia. Aristóteles ya lo trata como "merops".
El abejaruco común es un ave de vivos colores azules, verdes, castaños y amarillos, con la cola y las alas verdes azuladas, y la garganta amarilla, bordeada de negro.
Tiene el pico alargado y curvo, sobresaliéndole a los adultos las rectrices centrales (plumas centrales de la cola), lo que permite distinguirlos de los jóvenes.
Hábitat y distribución
Aunque puede encontrarse en casi cualquier tipo de hábitats, prefiere zonas abiertas de secano, con arbolado disperso donde posarse y taludes donde nidificar.
El invierno lo pasa en el África subsahariana, llegando hasta El Cabo, viniendo a criar en primavera a España y los países circunmediterráneos hasta Extremo Oriente.
Costumbres y alimentación
Es una especie muy gregaria, desplazándose, criando y alimentándose siempre en grupo. Su canto, un "pruu, pruu" característico, puede oírse a largas distancias. Se alimenta de insectos, que caza al vuelo, y que no siempre se trata de las abejas que le dan el nombre a esta ave.
El nido lo construye en un talud de tierra, a veces no muy alto, constando de una larga galería acabada en una cavidad más ancha donde realiza la puesta. Acostumbra a posarse en el extremo de ramas secas de árboles y en los cables.
Protección y conservación
No parece encontrarse amenazada, salvo por la eliminación en amplios territorios de su alimento, los insectos voladores, debido sobre todo al excesivo uso de plaguicidas, que en muchos cultivos se lanza incluso desde helicópteros y avionetas.
En la actualidad se están realizando estudios que desvelan su papel como depredadores de abejas, si bien a éstas les está afectando y diezmando mucho más las fumigaciones y enfermedades víricas, que la propia depredación que lleva a cabo esta especie.
Curiosidades
Entre las joyas que guarda el Museo de Ciencias del IES Alfonso X El Sabio, de Murcia capital, se encuentra la naturalización de un grupo de abejarucos en un talud de tierra, donde se recrean sus nidos y algunos aspectos de su biología, si bien el estado en que puedan encontrarse en la actualidad puede no ser el óptimo.
Vicente Hernández Gil