Con el paso de los años, las despiertas han ido evolucionando debido a los cambios de vida y bienestar social. En tiempos remotos alrededor de las once de la noche de los sábados o vísperas de fiestas de guardar, sale el hermano despertador de su casa, con el farol en una mano y la campana en la otra, tocando al compás de su paso.
Llega a la casa de un hermano cantor y dando un fuerte golpe en la puerta con el mango de la campana dice: 'Ave María Purísima', a lo cual el que está dentro le responde 'Sin pecado concebida', llamándolo por su nombre le dirá 'vas a ir a cantar', ante una respuesta afirmativa y aunque sea éste el primer hermano que despierta le dirá: ¡anda que no eres el último! evitando que siga durmiendo un rato más. Así lo hará con todos y cada uno de los hermanos cantores, a través de los senderos de la huerta recorriendo unos cuatro o cinco kilómetros a buen paso y en absoluto silencio.
Tras el aviso a todos los hermanos, la Campana realiza la despierta con total normalidad cantando las salves, concluyendo la despierta a toque de misa de alba señalando de esta manera el fin de la despierta dirigiéndose todos los hermanos a la iglesia, donde antes de empezar la misa los hermanos de la aurora rezarán la última salve.
Fuente:
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VV.AA. Los Auroros en la Región de Murcia: 'Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de Rincón de Seca, Editora Regional, Murcia, 1993, pp. 137-155.