En el mercado
Las coles de Bruselas se pueden encontrar en el mercado durante todo el año, aunque la mejor temporada para conseguirlas son los meses de otoño e invierno, ya que coinciden con el comienzo de su recolección.
Existen diferentes presentaciones de este producto en el mercado, siendo las más usuales en fresco, congeladas y precocinadas.
A la hora de comprarlas frescas es necesario seguir una serie de recomendaciones que garanticen su frescura. Deben poseer tonalidades verdosas brillantes, al tacto se mostrarán compactos, con forma esférica, tallo limpio y blanquecino, así como pesadas con relación a su tamaño. Al contrario, se rechazarán los ejemplares con pigmentación extraña o puntos marchitos, pues es posible que hayan pasado demasiado tiempo almacenados y sus valores nutritivos se pueden haber resentido.
En los mercados de la Región de Murcia las coles de Bruselas se encuentran envasadas sin tallo, aunque la forma más común de adquirirlas es congeladas.
Si se compran frescas, es necesario para su conservación introducirlas en el refrigerador, sin lavar y envueltas en bolsas aislantes perforadas, donde se mantendrán en perfectas condiciones para su consumo durante una semana.
Las coles también es posible congelarlas (de hecho esta es una de sus mayores opciones de comercialización), aunque previamente deben escaldarse unos 3-5 minutos. Tras este proceso conservarán la mayor parte de sus nutrientes y textura durante un año.
En la mesa
Las coles de Bruselas, al contrario que otras Crucíferas como el repollo o la col, siempre se consumen tras un proceso de cocinado, ya que de esta forma resultan fácilmente digeribles por el organismo.
Para conservar todos sus nutrientes es aconsejable elaborarlas al vapor. Si optamos por la cocción, la solución restante podrá utilizarse como caldo de verduras en otras preparaciones, ya que contiene gran parte del poder nutritivo de esta verdura.
El tamaño reducido de las coles de Bruselas las convierte en piezas ideales para utilizarlas como recipiente natural de un relleno (con queso o algo de carne), sirviéndolas a modo de aperitivo.
Una vez cocinadas y frías, las variedades de menor volumen se pueden incluir en ensaladas frescas, junto a lechuga, tomate y pepino, aportando su suave amargor o dulzura final, dependiendo de la variedad.
En la Región de Murcia se elaboran recetas de verduras que incluyen este alimento como componente principal. Así, protagonizan menestras de verduras, donde combinan con judías verdes, zanahorias o coliflor, y resultan deliciosas gratinadas al horno (después de haberlas cocido previamente).
Su característico formato las hace también un acompañamiento idóneo para las guarniciones en platos de carne y pescados ahumados junto a otras hortalizas y verduras.
Aunque por sus pequeñas dimensiones parece un alimento que guste a los niños, el amargor final de algunas variedades provoca en ellos cierto rechazo. Para evitarlo, e introducirlas como una verdura atractiva en su dieta, es posible acompañarlas con salsas que suavicen su sabor como la bechamel o salsas de queso, aunque también puede ser una buena idea servirlas junto a gambas o mejillones.