La col es una especie originaria del Mediterráneo, donde encuentra el clima idóneo para su correcto desarrollo. Existen teorías que hablan de ella como la más antigua de las crucíferas, retrasando el nacimiento de su variedad silvestre hasta hace 4.000 ó 4.500 años.
Sus grandes hojas probablemente fueran ya usadas por los egipcios como plantas medicinales, mientras que los griegos la servían en comidas públicas.
Durante los siglos de dominación romana del Mare Nostrum es mencionada en diferentes obras como De re rustica de Catón, donde aparece como medicina para combatir las dolencias intestinales y pulmonares. También el gastrónomo Apicio la nombraría en algunas de sus recetas en De re coquinaria, en el siglo I d.C.
Tras el descubrimiento del Nuevo Mundo los europeos la introdujeron en América, llegando a ser muy apreciada por los indígenas.
Ya en el siglo XVII Nicholas Culpeper, amante de la alquimia, física y astrología, insinuó en su obra Complete Herbal que el jugo de la col mezclado con vino podía aliviar el dolor de la mordedura de una víbora.
Referencias a la col en textos de la Edad Media murciana
Juan Torres Fontes en su artículo titulado "Caravaca en la Orden del Temple" hace referencia durante el siglo XIII a los diezmos pagados a la iglesia, la mayoría en productos alimenticios como coles, ajos, cebollas y pollos.
Diego Riquelme Rodríguez en "Más sobre antiguos templos de Alcantarilla" muestra que "A partir del siglo XIV abunda la producción de arroz. Y entre las hortalizas, se citan para no pagar diezmos, las coles, espinacas, nabos...".
De nuevo Juan Torres Fontes en "Los cultivos murcianos del siglo XV" concreta que "en la renta de las minucias que no pagaban diezmo, se comprendían: coles, espinacas, nabos, zanahorias, berengenas,...".
Juan Guirao García en su artículo "Sones Tañidos y clamores en la Lorca renacentista" dibuja una imagen de las ventas en la Plaza del Caño de Lorca: "En la Plaza de Adentro 'la del Caño' las voces de hortelanos y regatones que pregonan las frutas y frutos de la tierra: brevas, nabos, albercoques, ciruelas, níspoles, bellotas, membrillos, coles, granadas, melones...".
En la obra "Dos epidemias de peste bubónica en Cartagena, en el siglo XVII y una terrible de paludismo", Federico Casal Martínez hace referencia a la entrada de dos barcos franceses cargados de bacalao. El alcalde no dejó que nadie sacara este cargamento a no ser que aportara "veinte o treinta arrobas de harina cada uno, además de algunas cantidades de tocino, arroz, coles, nabos y otras berzas".
Por último Antonio Pérez Gómez en su artículo "Murcia en los viajes por España" comenta el libro de viajes Wanderings in Spain que Augustus J. C.Haré publicó en 1896, destacando entre sus páginas referencias a Murcia y a sus cultivos: "En tubérculos y hortalizas abundan la patata, la batata dulce, aquí llamada «moniato», la col, coliflor...".
Producción de col en la Región de Murcia
La superficie de producción de col en la Región durante los últimos años viene unida a la de repollo en los datos oficiales. Así las hectáreas cultivadas han supuesto un incremento importante llegando a las 261 (por 117 en el 2002), mientras que el peso de la cosecha de estas dos especies alcanzó las 4.600 toneladas.