En el mercado
La multitud de variedades existentes de nabos hace que estén presentes en el mercado frescos durante todo el año, en manojos o sueltos, aunque es posible disponer de un mayor número de ellos en otoño.
Para elegir un buen ejemplar es necesario que su tamaño sea mediano o pequeño, ya que las piezas grandes suelen presentar textura fibrosa. Otra de las características que singulariza a los nabos frescos es la piel lisa, de aspecto brillante y textura firme.
La conservación de nabos en casa pasa por eliminar las hojas e introducir las raíces bulbosas en el refrigerador, en bolsas perforadas. Dependiendo de la variedad, podrán conservar sus propiedades durante cerca de tres semanas.
También cabe la posibilidad de congelarlos, para lo que es conveniente cocerlos previamente.
En la mesa
El nabo se consume básicamente en crudo o cocido.
Existen diferentes variedades para tomar en crudo, incluso algunas de ellas aportando cierto sabor picante que sorprende en ensaladas frescas junto a lechugas, tomates, zanahorias y otros productos de la huerta.
Con frecuencia acompaña, tras su cocción, recetas de arroces o guisos, consiguiendo suavizar y redondear el sabor final del plato. Además, aparece como protagonista en cremas o purés de verduras, o como guarnición sabrosa en platos de carne o pescado.
Las hojas o grelos también son utilizadas en gastronomía, de forma muy similar a las preparaciones que se consiguen con las espinacas.
En la actualidad, el nabo se consume en la Región de Murcia como complemento de ensaladas frescas e ingrediente en guisos tradicionales, tales como el cocido o el arroz y habichuelas.